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Portada del libro Periodismo escrito con sangre
Portada del libro Periodismo escrito con sangre

A la Memoria de Luis Omar Quintero Becerra

 

Por Juan Nicolás Becerra Hernández (@becerra_h)

 

El último trabajo de Javier Valdez Cárdenas es uno de los mejores testimonios documentales que sean han publicado sobre la labor y peligro de dedicarse al periodismo en México: la conclusión es rasante y no hay tregua para el trotamundos de la noticia; es decir aquí se manifiesta el rostro de la verdad y el de la sangre.

El libro póstumo de este hombre valiente y siempre dispuesto a sonreír ante la fatalidad del oficio es un homenaje a las mujeres y hombres que han arriesgado su vida, e incluso la han perdido por ser veraces y no titubear en la redacción de la nota. Hay muchas nociones sobre el glamour en el mundo de narco, el llamado crimen organizado que se ha encumbrado alevosamente en nuestras vidas y que muestra la complicidad de las autoridades coludidas hasta el tuétano y donde lo que prevalece es la desconfianza.

 

Una de las historias que aborda este libro es la de una periodista comprometida, con preocupaciones sociales, mordaz y desconfiada del Gobierno y que siempre trasmitía a sus colegas sus mensajes:

 

“Ella me decía, insistentemente, ‘si me entero que te quieren matar, te aviso. Si me entero, me llega la noticia, te llamo. Pero te tienes que ir en ese momento, a la central de autobuses, al aeropuerto. Fuera de la ciudad, del estado, del país… si me entero que te quieren a matar’ y vea lo que pasó”, contó un reportero, amigo de la víctima. La identidad de este periodista se mantiene en el anonimato, por temor a represalias.

 

Es la galería del horror como Javier Valdez solía citar a este mundillo de los malos protagonistas de le escena del crimen (ministerios públicos, jefes policiales, busca chambas, besamanos y un largo etc.). El comunicador de la veracidad tiene que combatir todo esto: el pánico que genera el tráfico de las drogas, que es donde se han concentrado las noticias en los últimos tres lustros.

 

Infinitos atentados por todo el país, anécdotas macabras que Valdez Cárdenas testifica en su labor periodística brotan en este trabajo notable, vibrante e insuperable. Por mencionar algunos de sus títulos seleccionados en este libro nos encontraremos con las crónicas “Levantones”, “Miss Narco”, “Los Morros del Narco”, narrados con talento, veracidad y profesionalismo sobre el riesgo y el infinito abismo del reportero mexicano.

 

El oficio y la trayectoria de un hombre honorable y con valor desmedido –al cual sus amigos le apodaban el Bato–, impregna estas líneas de reflexión profunda, pues analiza los contextos que han dado pauta a tanta orfandad, tanta angustia y sobre todo miseria que será trasmitida al receptor de estas historias.

 

En su reportaje “Mirando al Sol” sobre el crimen organizado y los certámenes de belleza –que fue tan memorable y recordado, incluso el tema fue llevado al cine con la película Miss Bala de 2011, escrita y dirigida por Gerardo Naranjo– el periodista realizó una punzante investigación sobre la ganadora del concurso de las fiestas del sol, que apunta hacia:

 

“Autoridades de Mexicali investigan también el hecho de que la joven, siendo reina de las fiestas del Sol, habría comentado que su padre fue asesinado. La indagación va en el sentido de identificar el móvil del crimen del progenitor”.

 

El sentido común permite identificar la hipótesis de las autoridades ministeriales meses después al encontrar abatida a la joven junto con su esposo, oriundo de Michoacán, en una carretera con todas las señas y marcas del modo operativo de los carteles.

 

Un personaje generoso, coherente, divertido y siempre sonriente, que dejó a través de un estilo único la función de hacer la crónica en México, ese testimonio incómodo de los animales que habitan la noche, de los perseguidos, de las ejecuciones, de los mensajes macabros, de las amenazas, de los encapuchados, de los menores de edad reclutados por el narco, de las extorciones, de los sicarios, los panteones clandestinos, los plagiarios, las Miss de la belleza, la prostitución, la opulencia, las Hummer, las cruces, las cintas amarrilla de “no pasar”, las residencias, las divisas, los sobornos, de los que bajan, de los que callan, de la santa paz… Y desde luego, del humo negro de la muerte que por bocanadas inhalan los periodistas mexicanos.

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