Por Alberto Jorge Zárate Ramos.
Ha finalizado toda la hecatombe del fin de año lleno de buenos deseos y propósitos de año nuevo (que casi siempre se queda en palabras) hemos pasado por la famosa rosca de reyes y muchos aparte de comer pan, intentaron comerse el niño que viene dentro y no hablo precisamente de algún aspecto psicológico. En todo esto me queda una situación, ¿por qué ayudamos en estas fechas y buscamos hacer mucho por algunos? Nos organizamos con nuestros amigos, familiares o si es posible con la bautizada “sociedad civil”, solo para poder llevar algo a gente con escasos recursos que nosotros decimos lo necesitan, realmente lo necesitan o los hemos acostumbrado a que lo necesiten.
No intento hacer menos este tipo de campañas, incluso yo apoyo a un grupo que cada determinado tiempo va a realizar apoyos y dinámicas a zonas de difícil acceso, sin embargo, en un evento realizado por una televisora que dona juguetes a niños de “escasos recursos” al ir pasando cerca de las largas filas que se habían hecho, me llamo la atención las palabras de una persona “ya vez como si te cumplí”. Esto me hizo reflexionar sobre aquella frase de enseña a pescar, no des el pescado. Desde hace mucho el sistema que ofrece nuestro gobierno ha establecido diversos programas de ayuda al campo, la agricultura, las artes y largos etcétera y me ha tocado ver de primera mano cómo mucha gente simplemente hace como que trabaja para alcanzar un recurso que no aprovecha.
En nuestro entorno se ha desarrollado un sistema paternalista de ayuda a los que menos tienen, y vemos como muchos de ellos solo esperan a estirar la mano y ya no se esfuerzan por hacer cosas diferentes. Yo provengo de una comunidad en la cual al llegar la fiesta grande (Enero) la gente que nació, se esforzó y salió adelante, regresa al terruño, es un lugar que no ha recibido visitas constantes de asociaciones para brindarles una ayuda.
¿Realmente ayudamos en lo poco o afectamos en lo mucho? Podemos hacer más de lo que estamos haciendo o nos hemos equivocado en el proceder de las cosas. ¿qué hace falta llevar más, un alimento, un juguete, la forma de crear una ilusión o herramientas para una mejor educación? Como dije, estás letras no son para criticar, al final de cuentas estamos haciendo lo que le corresponde a otros, pero debemos atrevernos a cuestionarnos que tan bien lo estamos haciendo para que la sonrisa del niño de hoy, sea la satisfacción del adulto de mañana.