Pandemonio. Capítulo III
Capítulo III de Pandemonio. Novela gráfica de Samuel Segura e Israel Campos "Caleón".
Escrito por Samuel Segura
Ilustrado por Israel Campos “Caleón”
Ecatepec, Estado de México, 26 de mayo de 2021 [02:02 GMT-5] (Neotraba)
[¿Te perdiste el Capítulo I de Pandemonio? ¡Haz clic aquí!]
[¿Te perdiste el Capítulo II de Pandemonio? ¡Haz clic aquí!]
Lo último en Neotraba
- La gran Marilyn Monroe
Gabriel Duarte nos recuerda a Ernesto Cardenal a través del poema “Oración por Marilyn Monroe”, quien le pidió a Dios que contestara el teléfono. - Cuando te matan un hijo, cuando tienes que salir como madre buscadora con tu varilla a ver si encuentras el cadáver de tu hijo… Eso es Auschwitz y ahí está el mal: Entrevista a Javier SiciliaÓscar Alarcón platicó con Javier Sicilia sobre su poemario Trinidad Lectio, publicado por la UPAEP en 2024.
- Americano, por favor: Cafecito del suresteJuan Jesús Jiménez comienza una serie de recomendaciones de cafeterías en Puebla: Cafecito del Sureste en la 5 oriente 208 es la primera. Un café bonito, céntrico, barato y con un americano deleitable.
- Matar a un niñoGabriel Duarte realizó una selección de textos del libro Los grandes cuentos del siglo veinte y nos presenta “Matar a un niño” de Stig Dagerman.
- Confesiones descaradas de un librero¿Cómo obtienen los libreros de viejo las piezas que habrán de vender? Sergio Núñez lo cuenta en esta columna.
- Una ventana inmensa: Bruno JavierPoemas del autor del libro Por donde el diablo atraviesa los huesos, y que ahora se publican en la sección que coordina Manuel Parra Aguilar.
- Poesía es posicionarnos en el mundo, es decir aquí estoy yo, y antes de mí estuvieron otras personas: entrevista a Manuel Parra AguilarJulio César Félix charla con Manuel Parra Aguilar sobre el libro Los muchachos del Guinness Book y su trabajo poético.
- Esperar recargado en una camioneta blancaCarlos Bortoni escribe sobre cómo mantenerse recargado en una camioneta blanca. ¿Para qué? Lean la provocación.
- Uruapan, 1980Esa cuarta noche nos fuimos a la cama sin verlos. En la mañana, cuando entramos a su recámara a buscarlos, no había nadie. Gritamos preguntando por ellos. Un cuento de Evelina Iniesta.
