Nuestra tierra: el idioma.
Seguir las reglas de gramática y ortografía no debe confundirse con seguir una religión y creer firmemente en lo que ésta diga, escribe Iván Gómez.
Seguir las reglas de gramática y ortografía no debe confundirse con seguir una religión y creer firmemente en lo que ésta diga, escribe Iván Gómez.
Por Iván Gómez (@sanchessinz)
I
Hace unas horas encontré un video [https://www.youtube.com/watch?v=852Bf4yfq5Y] que enunciaba las recientes palabras admitidas por la Real Academia Española (RAE). Muchas son para reírse por lo ridículo que resulta la idea de verlas en el diccionario; me molestó el desatino y casi de inmediato me reconforté al pensar que mi diccionario es viejito y posiblemente no me las tope nunca. Aun así, hay dos neologismos que figuran descaradamente en la lista, y fácilmente podrían ocasionar un infarto hasta al estudioso más liberal de nuestra lengua.
Para dejarlo claro: Gabriel García Márquez, quien en 1997 declaró: “simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros, humanicemos sus leyes […] jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna.” [https://www.youtube.com/watch?v=HgXDiighh9M] quizá hubiera puesto el grito en el cielo al ver la inclusión de: «güisqui» por «whisky», «bluyín» por «blue jean» y «jonrón» por «home run», parece chiste. Ojalá lo fuera.
Tanto neologismo me hace pensar en «polución», su origen viene de la palabra en inglés «pollution», si alguien desconoce lo anterior y las ve juntas podría pensar que se trata de un cognado (palabras similares en dos o más idiomas por compartir un origen etimológico, tal es el caso de palabras como «color» que se escribe igual en español y en inglés) cuando en realidad se trata de un neologismo, que suena armonioso en contexto con otras palabras de nuestro idioma, vaya, no genera conflicto, cosa que no ocurre con los adefesios que provienen de «whisky», «blue jean» y «home run»; es ahí cuando lo pertinente es optar por el anglicismo (el uso de una palabra que no es de nuestro idioma) y aceptar que hay palabras que no conviene transformar a nuestro idioma, porque además, si seguimos el argumento de que varios de estos cambios son para ser más incluyentes con el habla popular, valdría preguntarnos si realmente alguien, en todo el mundo -y eso incluye hasta a niños que apenas están desarrollando su dicción- escribe «güisqui» en lugar «whisky», perdón, pero imagino que una persona con un mínimo acercamiento a los medios de comunicación escribirá «blue jean» de una forma aceptable.
Hace varios años me topé con un chiste clasicista que decía que las mamás arriba de los 40, en lugar de decir «One direction» dicen «güan direchion», puede ser un poco gracioso y hasta real, pero de serlo, ¿por qué darles las razón?, de lo contrario, ¿qué pasará en el futuro con un anglicismo como «hardware»? ¿Acaso la RAE tendría la desfachatez de convertirlo a «jatgüer»? ¡Hasta me siento ridículo por pensarlo! Pero es que es igual de ridículo lo que hicieron. Los vellos de mis piernas se levantarían de no ser porque están cautivos entre mis blu…
II
Al buscar información al respecto en internet no me topé con tantas notas provenientes de periódicos y sitios web de prestigio como lo hubiera esperado, abundan blogs y varios sitios de dudosa confianza, sólo me pude fiar de El mundo. Eso me puso a pensar que tal vez su no tan amplia difusión no extienda el nuevo uso sugerido, lo cual es una ventaja y a la vez no, pues indica un problema: si hay poca información al respecto, ¿hay un interés significativo por conocer nuestra lengua? ¿Acaso no le debemos un poco de respeto al medio por el cual comenzamos a comunicarnos de manera efectiva con otras personas?
Por eso es importante cuidar la forma en la que escribimos en las redes sociales y en general en todos lados, más allá de una pose intelectual, ponerle atención a la ortografía y gramática de la lengua que nos ha dado la virtud de comprender el mundo que habitamos e interactuar con otros al grado de comprenderlos y hacer que nos comprendan, es lo mínimo que podemos hacer para preservarla en buen estado y cuidarla.
Cristina Pacheco afirma que cuando se muda lo hace con su tierra, que es la lengua. Escribir con faltas de ortografía realmente no altera el mensaje, sin embargo no es necesario que lo haga para que exista el error, hago mucho hincapié en esto para llegar al último punto que quiero tocar:
seguir las reglas de gramática y ortografía no debe confundirse con seguir una religión y creer firmemente en lo que ésta diga, pues la RAE está conformada por académicos que muchas veces hacen tonterías con nuestra hermosa lengua. Muchas veces es preferible apelar a nuestro criterio y seguir escribiendo y hablando como antes de que la RAE metiera su cuchara.
Nuestro idioma está lleno de anglicismos, ni hablar. Igual no importa, por más que la palabra «whisky», no pertenezca a nuestro idioma es mejor utilizarla tal cual.