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Imagen cortesía de Edgar de la Cruz.
Imagen cortesía de Edgar de la Cruz.

Por Edgar de la Cruz.

Si algo sucede en las festividades como Noche Buena, Navidad, Año Nuevo, entre otras, es que se prepara tanta comida que terminamos más que satisfechos y aun quedan sobras al día siguiente; pasa tan a menudo que empiezo a creer que esta costumbre se ha vuelto tradición en nuestros comedores.

No tengo nada en contra del recalentado, sin embargo, hay personas que no toleran comer lo mismo dos veces seguidas. Por otro lado, existen alimentos que podríamos decir que mejoran su sabor al llevarse a cabo esta segunda preparación o cocción, un ejemplo muy claro aquí en Puebla es el mole.

Uno de los alimentos que también consumimos bastante en las fiestas previas fue la rosca de reyes, lo cual nos lleva a la siguiente tradición -aunque realmente sea sólo un pretexto para seguir comiendo-; todos pendientes vigilando a quien le salga el niño de plástico o cerámica de ese rico pan con fruta cristalizada y aroma de azahar, tan solo para que el Día de la Candelaria la persona que encontró al pequeño Jesús en su pieza del roscón patrocine los tamales.

Es interesante como transformamos algo que podemos preparar y degustar durante todo el año en una especie alimentos de temporada, aunque le da cierto toque de ansiedad la espera por la época en la que encontremos, en este caso, ese pan que termina hastiando nuestro paladar.

Así que dejemos de llenarlos la boca con lo mismo de siempre, hagamos que nuestro sentido del gusto pruebe nuevos sabores, comida de otro lado y no convertir nuestra alimentación diaria en un rito más de la vida. Hay que disfrutar.

Gracias por leer y comentar, quédense cerca.

¡Buen provecho!

NOTA:  Edgar de la Cruz nos preparó este texto para inicios del 2013, pero el equipo de Neotraba se fue de vacaciones y por eso es que lo incluimos hasta este momento, aparte, nuestra redacción busca nuevos sabores para su paladar.

 

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