Por Edgar de la Cruz.
El fin del mundo “según los mayas”, es el trending topic desde que inició el presente año; pero más allá de escribir sobre el fin de la humanidad, esta cultura me dio el tema perfecto que describe la alimentación de los mexicanos.
“Según las creencias mayas, el maíz fue uno de los elementos que intervinieron en la creación del mundo y de la vida. En el Popol Vuh (libro de la creación) de los mayas, el ave y la serpiente figuran como creadores sexuales del Universo. Tepeu y Cocumatz (deidades) envían un gavilán al inmenso mar de la gran vida para traer la serpiente, con cuya sangre amasan el maíz amarillo y blanco con la cual, el dios Tzacol formó la carne humana”.
Tadeo Cruz Navarro.
Era base de su alimentación, religión, economía, etc. En resumen, el maíz es el epicentro del mundo maya. Sin maíz no hay país.
Desde que fuimos a la primaria, nos enseñaron que las culturas mesoamericanas cultivaban y consumían mucho este producto, entre otros. Y vaya que lo comemos casi a diario, sea en la presentación que se nos antoje más.
Por lo menos, en el centro y sur de México encontramos una tortillería por colonia (mínimo), que según yo, es la manera más común en la que hallamos e ingerimos tan delicioso grano. Por supuesto, no hay que olvidar una forma simple y riquísima como es el elote con mayonesa, queso, limón y chile, o los esquites y el chileatole. La harina de maíz que usamos en postres y salsas. Una infinidad de platillos que logramos conseguir y preparar a base de este alimento que nos da la tierra, como fruto de la milpa.
¿Por qué será que los mexicanos, en su mayoría, somos de estatura baja?, ¿tendrá que ver el hecho de que comemos mucho maíz?
No creo que seamos hijos del maíz, mas bien, el maíz es nuestro hijo porque siempre lo llevamos en el vientre.
Hace ya casi un año que colaboro en neotraba.com; y por publicarse el primer texto de esta columna el día de los inocentes, creyeron que todo era una broma. Así que, aparte de todas las posadas y cenas, yo celebraré mi espacio en la página.
¡Felices Fiestas!
Hola, soy Edgar y pienso sobrevivir