Por Alejandra Flores.
La colonia Roma en la ciudad de México es un claro ejemplo de un presidente que tenía aspiraciones europeizantes. Se puede apreciar claramente en su arquitectura de estilos Art déco y Art Nouveau. Sin embargo hoy día es una de las colonias con más caché de la ciudad y en donde puedes encontrar desde restaurantes lujosos, boutiques de ropa fina, hasta tortillerías y zapaterías antiguas. La vida nocturna de la Roma es inigualable, aunque existan lugares como Insurgentes o San Ángel, la Romita es única.
Mi destino era un bar rokabilly-gótico-sangriento, que se encontraba frente al metro Durango; una mezcla sumamente extraña de conceptos. Lo que me esperaba en el “Under”, era ajeno a todo lo que conocía así que dejé atrás los suetercitos rosas y las flores, y me enfundé en el outfit más bizarro de animal print que encontré en la maleta de mi amiga. Los ojos delineados estilo pin up y el labial rojo quemado no fueron suficientes para estar al nivel de los personajes que me encontraría en mi noche vampiresca.
Mi entrada triunfal se vio opacada por un par de vampiras exóticas que en seguida se adaptaron. Cuestión de camuflaje, pensé e intenté hacer lo mismo, pero yo no tenía ni piel pálida, ni las nalgas exóticas acordes al momento. Minutos después presenciaba la escena más bizarra y surreal de mi vida, entre excelentes imitadores de Robert Smith, guapísimos rockstars, grafiti en las paredes, terciopelo rojo, litros de cerveza y luz tenue el show comenzó.
Primero fue un tributo a “Los Cramps”, en donde el vocalista, era de piel blanca y tenía ojeras y pómulos marcados, era como Ian Curtis pero en versión mexicana, cada vez que decía algo todas las mujeres gritaban como si algo se posesionara de ellas, además tenía una pistolita laser para matar a todos los presentes. No niego que estaba confundida, pero cuando empezó el tributo a Bauhaus ya estaba fuera del juego; tres tipos cargaban un féretro y el hielo seco salía de todos lados, me empujaron para poder pasar, acto seguido apareció la mejor imitación de Bela Lugosi jamás vista, les puedo jurar que ese lugar estaba en éxtasis, éramos como cien personas en un cuarto muy pequeño, y entre el sudor, la cerveza y los arrimones, el lugar me empezaba a gustar, los gritos de las mujeres ya no eran molesto y grité un par de veces, también me empezaba a sentir cómoda con el animal print. Todos se habían convertido en algo que no entendía, junto a mi había una mujer sin playera y ojos de gato, descubrí que era hombre cuando se quitó el pantalón.
Bailé desde las doce de la noche, hasta el momento en donde encendieron las luces y cambiaron a los Cramps por los acordes de Pink Floyd y Joy Division. Los que estaban borrachos y drogados habían caído en un estado de depresión, cerca de mi había un tipo enorme llorando en una silla, también pude ver de cerca al Ian Curtis mexicano y descubrí que en realidad no era tan guapo. Me sorprendió conocer un nuevo mundo, no invitaría ni recomendaría a nadie, a menos que sea un experto para adaptarse, de lo contrario estoy segura no soportaría estar más de una hora en el lugar A pesar de todo ahora soy fan de los Cramps y los vampiros, el terciopelo rojo y el hielo seco me parecen encantadores.