Entrevista a Alejandro Vázquez Ortiz, director de la Editorial an.alfa.beta.
El director de la Editorial an.alfa.beta, Alejandro Vázquez, platicó con Óscar Alarcón, quien habló del trabajo literario realizado en Monterrey.
El director de la Editorial an.alfa.beta, Alejandro Vázquez, platicó con Óscar Alarcón, quien habló del trabajo literario realizado en Monterrey.
Por Óscar Alarcón (@metaoscar)
13 de julio de 2017
Una de las primeras publicaciones independientes con gran repercusión en el medio del Arte, fue la revista La Tempestad, la cual tenía una versión para universitarios y se obsequiaba. Tiempo después, la revista creció y nos hizo mirar al norte.
Editorial an.alfa.beta realiza una promoción de la lectura similar: el boletín editorial es un medio para mantener comunicación con los lectores. A manera de hoja volante, se incluyen textos de autores destacados no sólo de Nuevo León sino de toda la República.
Con 18 títulos, más los que vienen, la Editorial an.alfa.beta ha despegado como una editorial artesanal, preocupada no sólo en los contenidos, que ya de por sí tienen calidad, sino también en el trabajo que acerca al arte-objeto al libro.
Aquí una entrevista con su director Alejandro Vázquez, quien también es escritor. En 2015 ganó el Premio Nacional de Cuento Joven Comala.
Óscar Alarcón. El trabajo de las editoriales independientes ha cobrado fuerza en la última década, haciéndose de un lugar en el mercado editorial ¿cuál es la historia de Editorial an.alfa.beta, cómo surge?
Alejandro Vázquez. El equipo del que surgió la editorial se reunió primero con el propósito de sacar una revista bimestral de distribución gratuita, gracias al apoyo del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León.
En él estaban Carlos Lejaim Gómez, Frank Blanco Wong y algunos otros más. Estoy hablando del año 2007. Justamente hace 10 años. La revista se llamaba simplemente: “an.alfa.beta”. Y pues pasó lo que suele pasar con las ayudas estatales. Se acabó el apoyo y se acabó la revista.
Después en el año 2011, cuando yo me integro, nos volvimos a juntar, esta vez con la idea de editar libros. Fue un proceso de ensayo y error, pero creo que con más aciertos que desaciertos. Empezamos sacando tirajes muy pequeños en impresión que comercializábamos en eventos como ferias del libro o presentaciones. Después de 6 años como bien dices, llevamos 18 títulos (cuatro más saldrán antes de que acabe el año) y los tirajes han aumentado gracias a que imprimimos los interiores con una imprenta offset A.B. Dick 360 doble carta. Así que hoy somos tres los miembros del consejo editorial Carlos, Frank y yo.
ÓA. ¿Cómo hace una editorial pequeña para sobrevivir ante los grandes monstruos que son las editoriales transnacionales?
AV. Pues de muchas maneras. En principio, no creo que el enemigo de las editoriales independientes sean las editoriales transnacionales. Ellas operan de otro modo. Y tienen sus amplias ventajas (de volumen y distribución), pero también sus desventajas: altos volúmenes de gastos e inversiones más pesadas.
La editorial independiente es más ágil en muchos sentidos. Más inmune a los gastos (porque son equipos pequeños) e inversiones pequeñas, pero necesariamente inteligentes y también creo que saber cuidar la relación con el autor.
Claro que no podemos competir a nivel distribución, pero no es eso lo que creo que frena el desarrollo de las independientes. No creo que la competencia sea entre editoriales; sino contra la pérdida de lectores. Nuestro proyecto viene en franco crecimiento, también por el hecho de que empezamos con muy poco, pero yo temo llegar a un punto en donde encontremos un techo de ese crecimiento, y no creo que sea porque Planeta o Penguin Random House se están quedando con los lectores, sino porque se ha llegado a un techo que te lo permite el mercado. Es decir, que ya no hay lectores. Creo que es eso contra lo que luchamos, y ahí estamos todos metidos: independientes, transnacionales y hasta las instituciones.
ÓA. Muchos lectores entendemos que las editoriales son un negocio, que nos acercaremos a éstas siempre y cuando nos presenten autores que vendan y que al mismo tiempo tengan calidad ¿cómo equilibran lo editorial, lo literario y las ventas?, ¿qué es lo que Editorial an.alfa.beta busca en sus autores?
AV. La pregunta que haces es fundamental. Yo creo que un proyecto editorial se define en gran medida en la forma en que resuelve la dialéctica de lo que quiere hacer y lo que puede hacer. Es decir, lo estético (o lo artístico) con lo económico.
Nosotros creemos en una cosa muy simple: confiamos en la lentitud del burro cuando camina. Es decir, que, si hay calidad, tarde o temprano, el libro se consolida y vende. Claro que decir esto es muy sencillo, la cosa es ser capaz de lograrlo. Porque la presión económica puede torpedearte debajo de la línea de flotación en cualquier momento. Para eso, lo que hacemos es reducir costos. Es decir, aguantar en economía de guerra en la retaguardia, para que la vanguardia (las ventas) gocen de tiempo para mostrarse. Y que en ese mostrarse se compruebe la calidad. Entonces es lo que buscamos en los autores: calidad. Después hay otros dos criterios que aplicamos: 1) viabilidad y 2) relevancia. Que funcionan como contrapeso. Pero lo fundamental es la calidad.
ÓA. Desde hace varios años el norte de México se ha hecho de una literatura consolidada, con voces muy sólidas que le han llevado a realizar “La literatura del norte” o “Lo posnorteño”, ¿son etiquetas que sirven para vender o este tipo de expresiones existen en realidad?
AV. Hay una literatura del norte. Eso es innegable. Que tiene sus raíces bien claras y bien distintas. Que tiene un lenguaje propio y unas referencias muy particulares. Y está muy presente para la gente del norte: Revueltas, Gardea, Owen, Acuña… por nombrar algunos. Son literatura del norte.
Lo posnorteño, creo que es otra cosa. Al menos, creo que es muy pronto para entenderlo desde un punto de vista estrictamente literario. Es que, piensa esto, en muchos aspectos, la historia de la literatura mexicana es la historia de la literatura del centro.
El mundo del libro está hiperconcentrado en la Ciudad de México. Tanto así que es un calvario hacer un trámite en INDAUTOR para los editores en provincia. Hasta los años noventa, con la creación del programa Tierra Adentro (que me parece que es uno de los pilares claves para entender el desarrollo de la literatura mexicana de los últimos treinta años), para un escritor del norte le era muy difícil llegar al centro.
Acá en Monterrey la literatura sobrevivía en gran medida a las publicaciones de autor y a las instituciones, y a veces a algún proyecto apostólico como el de Ediciones Castillo. Pero en general, la apertura para publicar era muy difícil.
Lo que está pasando es que desde finales de los años noventa, los editoriales voltearon hacia el norte: y vieron a una marabunta de grandes autores: desde David Toscana, Eduardo Antonio Parra, Corsthwaite, Élmer Mendoza, Hugo Valdés, etc. Y claro… detrás de ellos, junto a ellos o contra ellos, tenía que venir una generación muy bien formada, afilada, con hambre.
El nombre como tal posnorteño, no sé bien porque se usa; ni desde qué perspectiva. Quizá es como suele pasar ahora, que más que denominar corrientes estéticas, son denominaciones de grupos culturales que denominan a otros grupos culturales… (o que creen que son grupos culturales). Pero todo eso está todavía muy lejos de una crítica seria, bien llevada y asentada. En resumen: hay literatura del norte, de eso no hay duda; y lo posnorteño creo que es una denominación artificial para nombrar un fenómeno que todavía no se sabe muy bien que es… ni siquiera si es un fenómeno en realidad.
ÓA. Casi de manera simultánea aparecieron las antologías Norte y Más allá del desierto, ¿en dónde crees que radiquen las diferencias, si es que las hay, entre lo realizado por Eduardo Antonio Parra y la Editorial an.alfa.beta?
AV. Las intenciones son diferentes. Bastante. Precisamente una de las cosas que Parra se avocó a hacer era la de mostrar, de forma casi canónica, la tradición de la literatura del norte. Es decir, mostrar que estos nuevos narradores del norte no son generación espontánea, sino un proceso casi natural de sublimación y trabajo literario. En cambio, la antología que sacamos en coedición con la Universidad Autónoma de Nuevo León y que cuidamos Carlos Lejaim Gómez y yo por sugerencia y encomienda de Antonio Ramos Revillas cumple otra función.
Acaso, en el territorio específico de Monterrey, una función doble: por un lado, es complementaria de Norte. Porque, en lo referente a Monterrey, toma el testigo donde ésta lo deja. Y, la otra función, es la de mapear las voces. Acaso registrarlas. Nuestro interés no es canónico; sino el de poner en un libro los autores que nacidos entre 1969-1984 han hecho obras relevantes en la literatura regiomontana. En ese sentido, creo que las antologías si dialogan, aunque por esencia sus intenciones sean distintas.
ÓA. ¿Cuáles consideras que son las vías para salir de lo local y que la editorial se convierta en un referente nacional o internacional como lo son Almadía y Sexto Piso? ¿Te interesaría seguir en esa ruta?
AV. Pues en estos momentos estamos en ese proceso. Estamos buscando distribuidores poco a poco. Primero a través de librerías independientes. Pues sabemos que nuestro nicho de mercado está ahí. En Puebla, por ejemplo, acabamos de entrar a la librería Profética. Pero es un proceso que estamos realizando poco a poco. Sin apresurarnos. Creo que nos diferenciamos tanto de Almadía como de Sexto Piso, en el sentido en que somos una editorial que inició desde cero. Y cuando digo cero es cero. Creo que le habremos metido 4 mil pesos de inversión inicial al proyecto. O sea, nada. Claro que queremos llegar a donde está Almadía y Sexto Piso, editoriales que admiro y que leo; y que ya el solo hecho de que nos pongan en la misma ruta (o en la misma mesa de discusión editorial, que ha pasado) es un halago y significa que vamos por buen camino. Solo falta tiempo y tomar las decisiones correctas.
ÓA. Ahora platícanos un poco sobre el diseño de los libros, ¿quién está a cargo del diseño editorial?
AV. En los interiores lo manejamos todos. Antes de sacar nuestro primer libro hicimos varias reuniones para encontrar el diseño editorial que buscábamos. Creo que, si tú tomas uno de nuestros libros, de inmediato te das cuenta que avanzamos a contracorriente en cuando a los movimientos de diseño gráfico que hay actualmente. El diseño es más compacto, sin tanto aire. Buscando que la página se vea armónica y como un solo bloque sin aire. Cuidando el uso de versales y cifras elzevirianas.
Los tres miembros del consejo maquetamos y diseñamos los interiores. En el exterior la cosa cambia. Yo ahí la verdad procuro no meterme, a veces se me ocurre una idea, pero el que mejor las implementa es Carlos Lejaim Gómez.
Y también hemos colaborado con ilustradores, grabadores y grafiteros para las portadas: como Natt Rocha que ilustró El cuervo de E.A. Poe e Informes del infortunio de José Luis Valdez; o Calderón Sánchez que hizo la ilustración de Después del desierto; o Julio Colombias que hizo un grabado en linóleo para la portada de El individuo de Agustín García Calvo.
ÓA. ¿Qué es lo que viene para Editorial an.alfa.beta en el segundo semestre de 2017?
AV. Octubre es una fecha muy importante para nosotros. Valoramos mucho las dos ferias importantes que se hacen en Monterrey, la de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la UANLeer que se celebra en marzo; y la Feria Internacional del Libro que organiza el ITESM que ocurre en octubre. Para octubre estamos preparando el lanzamiento de tres títulos y sin querer desvelar los nombres todavía, sí puedo decirte que son libros que hacen honor a géneros que no son «rentables» según los cánones de venta editorial: son dos libros de poesía y uno de ensayo. Espero pronto poder desvelar más, pero por ahora es todo lo que puedo decir sin enojar a los otros miembros del consejo.