Hace ya más de cien años que Dadá dijo “el arte ha muerto”, ese enunciado fue un parteaguas en la cultura occidental. En la segunda década del siglo XXI, el arte atraviesa por otra crisis severa: ya que ha dejado de ser una manifestación del espíritu para convertirse en una manguera llena de foquitos amarillos, verdes y rojos que prenden y apagan cual arbolito de navidad.
Dos días atrás, platicando con uno de mis mejores amigos, coincidíamos en que las disciplinas que se encuentran vivas y con mayor actividad en este momento son el cine, el teatro y la literatura. Quizá sea en estas artes en donde se encuentre el motor de la espiritualidad. Como escritor, como Ultracostumbrista, tengo el compromiso de que mis textos generen un cambio, de que nuestra literatura sea transformadora. En el cine tenemos a Kim Ki Duk, Won Kar Wai, Roman Polanski, Manoel de Oliveira, ejemplos en los que ojalá algún día el cine nacional pueda tener un nombre.
El arte debe ser transformador de conciencias, catártico, no masivo sino íntimo, alejado del bluff, quizá ese sea el reto más importante de nuestro trabajo cada jueves.
El arte como agente transformador debe incitarnos a sentir que cualquier momento es bueno para reiniciar, sin importar que tengamos 75 o 32 años. Sin importar cuántos libros fallidos hayamos escrito o que si en nuestro currículum se encuentren títulos como La Muerte de Artemio Cruz o El Diablo Guardián. La vitalidad que el arte nos ofrece está al alcance de nuestra mano, no dejemos que la pintura, la escultura o la arquitectura mueran.
En Neotraba hemos apostado por formar parte de esa conciencia artística que despierte a cada individuo del aletargamiento en el que se encuentra sumido, ya sea por convicción o por envenenamiento político, religioso, económico. Ha llegado el momento de colocarnos diamantes detrás de nuestros ojos y debajo de la lengua.
Óscar Alarcón Travolta.
Hola Oscar y chicos de neotraba: interesantes temas planteas en esta editorial. Primero, no creo que todo el arte contemporaneo haya dejado de ser una “expresión del espíritu”, habría que ver cómo defines qué es la creación, y que es el arte. Lo que me lleva a mi segunda observación: dices que “El arte debe ser transformador de conciencias, catártico, no masivo sino íntimo, alejado del bluff,” ¿Realmente el arte puede cambiar a la gente, hacerla mejor, despertarle la cociencia? hmmm…no estoy segura. Coincido en que debe estar alejado del bluff (espero estar entendiendo esto de bluff igual que tú, como moda, como pose, como lo “inn”, etc). De ahí a darle poder transformador al arte, no lo sé, y me duele decirlo porque yo me dedico a eso, al arte. Por otro lado, se te olvidó hablar de la música, y me refiero a la música académica contemporánea en concreto. Hay muuuucho trabajo allí, y que requiere de un gran oficio, por cierto. Creo que está tan viva como otras disciplinas que mencionas. También creo que las manifestaciones artísticas como la pintura, la escultura, etc siguen vivas, y se han transformado a veces incluso mezclándose y borrando las fronteras entre ellas, de tal modo que hay esculturas sonoras, arquitectura escultórica, intervenciones audiovisuales efímeras en espacios públicos, etc. La interdisciplina es una de las cosas que según yo ha inyectado nueva vida al arte “tradicional”. En fin, este es un tema que da para mucho, y lo que sí hay que resaltar es que espacios como éste, me refiero a la página de neotraba y al programa de radio, son fundamentales e indesipensables para generar discusión e intercambio de ideas. Los felicito a ti y a tus compañeros de equipo. Un abrazote y sigamos conversando.
No estoy muy de acuerdo con el planteamiento del problema, porque me surge una primera duda: ¿el arte debe ser una manifestación del espíritu? A lo cual me surge otra más compleja: ¿qué es el espíritu?
Creo que si estuviéramos en el siglo XIX, en pleno romanticismo, con Hegel como filósofo de cabecera, la pregunta tendría sentido. Pero como estamos en los albores del siglo XXI, con miles de crisis a cuestas, pues la crisis esa de la “manifestación del espíritu”, pues huele a misticismo metafísico.
Si “el arte ha muerto” como enuncia Danto en su librito ese de conspiraciones estéticas, es porque el ser humano ya suple casi todas sus necesidades estéticas en otras manifestaciones ajenas al arte. Y no es que esté bien o mal, sino que esa es la vida en la que nos tocó vivir.
Por otro lado, para que los enunciados que leí fueran ciertos, muchísimos artistas que conozco y con los que disfruto a diario, no existirían. Esta semana pretendo ir a la exposición de Ron Mueck en Sal Ildefonso, ¿y para qué quiero ir? Pues para que un tipo que hace esculturas hiperrealistas me mueva las entrañas… o me mueva lo que sea pero que me mueva algo.
Por otro lado, estoy de acuerdísimo con Rosa Borrás, hay muchas manifestaciones musicales actuales que nos pueden dejar embelezados.
Yo no creo en las crisis del arte, porque son sólo pretensiones académicas. Y ahora, si nos metemos al lío de que el arte de be ser un agente transformador, también resulta complejo.
En el plano intrapersonal el arte siempre transforma; en el interpersonal también, modifica nuestro comportamiento y nos hace mirar a los otros de formas diversas; pero eso no significa que el arte deba ser precisamente un agente de cambio. Puede serlo, y en todos lados el arte es una herramienta transformadora; pero en sí mismo puede ser simplemente como es, así como también somos nosotros.
Hola a todos, felicidades por sus opiniones, aprecio mucho las conversaciones edificantes y veo que esta es una. Que perturbadora es la oración “El arte ha muerto”, como artista mi primer impulso es negarla. Pero luego, igualmente por ser artista me siento compelido a aceptarla como reto. En un tercer repaso, ya mucho mas ecuánime, investigo y me acerco a la opinión de algunos académicos respetables que han dedicado su vida y obra al estudio del arte y su paso por la historia. La evidencia y el análisis son contundentes, la historia de la humanidad y de las sociedades ha derivado en un orden de cosas y circunstancias tal que la belleza del arte se pierde abrumada por miles de millones de copias y nuestras expresiones artísticas terminan siendo consciente o inconscientemente la copia de lo que alguna vez vimos. Según los pensadores modernos (tienen razones de peso para pensar así) todo lo que alguna ves pudo ser innovador en el arte, ya se hizo, lo que vivímos en la actualidad es meramente eclectisismo y es cuestión de tiempo para que nos enteremos de esto. Afortunadamente no estoy solo y otros artistas también creen que aquí hay gato encerrado, no en el sentido de que los pensadores modernos nos mientan, sino que hay algo que hemos pasado por alto. Cierto es que el arte vive en los ojos del espectador, en la interpretación de la mirada experta y en la contemplación del hombre común. Pero es mas cierto aun que el arte late, por así decirlo, en el corazón del artista y que eso no es un dogma, sino una condición de vida, pues para bien o para mal el hombre artista, esta obligado a resolver el misterio de lo que ve y su necesidad de plasmarlo. Su relación con el objeto que motiva su obra, puede estar trillada y aparentemente agotada, pero sigue siendo su mejor oportunidad de dar sentido a la vida, en tanto no se conforme con simplemente traducir lo que ve. Estoy muy de acuerdo con Luis Alvaz, en que el hombre artista, continua y continuará sorprendiendo a sus congéneres, y no se, pero intuyo que lo que esta por terminar es la forma en que el hombre considera el paso del tiempo y la historia, pero el arte seguirá.