Ciudades desiertas y ciudades con personas en las calles. La campaña mexicana de sana distancia es para evitar la propagación de la enfermedad. No la combate. Aún no se tienen vacunas ni medicamentos capaces de acabarla.
Por Pascual Borzelli Iglesias / Óscar Alarcón (@metaoscar)
Ciudad de México, 23 de abril de 2020 (Neotraba)
Las personas en su domicilio y en las calles.
Ciudades desiertas y ciudades con personas en las calles. La campaña mexicana de sana distancia es para evitar la propagación de la enfermedad. No la combate. Aún no se tienen vacunas ni medicamentos capaces de acabarla.
En México se anuncia el inicio de la Fase 3 de la contingencia por el COVID-19, después de 54 días del primer anuncio público de la existencia de una persona enferma, 28 de febrero.
La noticia que todos los ciudadanos esperaban desde hace semanas, como si de una buena noticia se tratara, fue anticlimática. La preocupación es sobre la existencia de camas para la atención hospitalaria en condiciones óptimas para uso, 576. Hoy casi todas están ocupadas en el Valle de México, 449, el 87%, donde se localiza la mayor cantidad de enfermos.
Fue en martes y no era trece.
México es enorme en comparación con ciertos países europeos o del propio continente americano, de igual forma sus poblaciones.
Algunos países de Europa, Asia y Oceanía anuncian medidas de reapertura social y en México se informa del endurecimiento del aislamiento. Estados y municipios decretan el aislamiento domiciliario.
Hay signos de fatiga y cansancio en la población en México, es posible que la estrategia que sigue el gobierno de la república no la sientan cercana o que responda a sus necesidades. Como nunca antes se había agredido a los trabajadores de la salud, hoy sucede. En algunas comunidades se cierran sus accesos y a sus pobladores en la calle, sin justificación, como en la edad media, los azotan.
A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte que en la reapertura social existe la posibilidad de un rebrote y en México la recomendación es Quédate en casa.
Al momento del reconocimiento de la enfermedad el propio presidente recomendaba que salieran a comer a la calle para ayudar a la economía; transcurrieron días valiosos donde la prevención no tuvo la importancia requerida. El propio vocero para combatir la epidemia afirmaba que la fortaleza moral del presidente lo protegía, y por eso continuó con sus viajes y traslados a las distintas ciudades de la nación.
Durante varios días la llamada Fase 3, se convirtió en un leitmotiv periodístico en las conferencias matutinas y vespertinas. Muchos suponían su anuncio como la antesala del desastre. Periodistas, investigadores, ciudadanos, habitantes y otros actores sociales esperaban su llegada como si cayera una bomba.
Cuando Hugo López-Gatell, vocero del gobierno de México, declaró el inicio de la Fase 3, a muchos les pareció que no cambiaba en nada como se vive la enfermedad, que son las mismas condiciones.
En la Fase 3, de la contingencia por el COVID-19 se deben de intensificar las medidas sanitarias y de control social. La Jornada Nacional de Sana Distancia se extiende al 30 de mayo y se anuncia el reinicio de las actividades escolares a partir de junio. Además, se reitera que todas las actividades laborales no esenciales están suspendidas y se deja a los gobiernos locales la determinación de sus políticas sean de suspensión de actividades, de prohibición de salidas o de control en espacios públicos o medios sanitarios: protección y uso obligatorio de cubre boca –como en Puebla– o la prohibición de entradas y salidas de las localidades.
En lo que respecta a la educación, en esta nueva etapa, los alumnos de todas las escuelas del país deberán tomar clases en las diversas plataformas habilitadas por la Secretaría de Educación Pública.
A pesar de la gravedad de la epidemia muchas personas continúan en la calle en la ciudad de México, capital de la república y sede de los poderes federales.
Sólo está permitido salir a las personas que laboran en actividades esenciales, pero en México un gran porcentaje de la población desempeña trabajos no formales.
En la Ciudad de México y su área circunvecina se calculan más de 21 millones de habitantes y el estado de Puebla más de 6 millones.
