Real de Catorce es de esas bandas que se deben escuchar en vivo, es en ese momento cuando el ambiente se vuelve más fraternal. José Cruz, quien es considerado un poeta maldito nos sorprende con su voz ya gastada, nos contagia de un poco de su dolor, eso encontraremos en De cierto azul, nos dice Eduardo Hernández.
Por Lalo Hernández (@Dondr_Tetris)
Real de Catorce es de esas bandas que se deben escuchar en vivo, es en ese momento cuando el ambiente se vuelve más fraternal y acogedor. José Cruz, quien es considerado un poeta maldito nos sorprende con su voz ya gastada, nos contagia de un poco de su dolor, nos llegamos a identificar con algunas de las historias y personajes que albergan sus temas.
En lo personal conocí a Real de Catorce con “Azul”, aquel tema cargado de erotismo, de pasión y dolor ante una despedida, un tema que es carta de presentación, pero había algo diferente al escuchar el azul del primer álbum, por cierto, homónimo. Claro, la guitarra suena más viva, no se queda en una tenue nota distorsionada y la voz drogada de José le da otro ambiente.
Pero José Cruz estaba de vuelta después de superar su pelea con la esclerosis, habían anunciado dos festivales de blues, y en uno de ellos se presentaría Real de Catorce, al lado de bandas locales como Serpiente Elástica, Hikuri, Blues Soul y Follaje. Era algo que muchos ansiaban ver, aquel poeta maldito había regresado de la muerte como lo hizo en “Lección de vida”.
Real de Catorce hace acto de presencia en el escenario, sus integrantes son nuevos y más jóvenes, el único lobo es José, postrado en una silla de ruedas y con un tanque de oxígeno a sus espaldas, la gente se abalanza, los aplausos llueven, “José, sigues vivo” grita alguien del público, el CCU de Tlaxcala se encuentra medio lleno, consideremos que el blues no ha sido tomado con mucha importancia y que a la fecha son pocos lugares donde habita.
Diez años atrás, en 2003 para ser exactos, José se encontraba de pie, besaba su armónica y ésta contestaba excitada y entablaba una conversación con la guitarra o con el saxofón, aquel lugar, el Hard Rock Café, retumbó ante la batería y el bajo que presentaban un jam de jazz que se convertía en un agitado blues.
Cualquier presentación de Real de Catorce se carga de erotismo, en aquella ocasión solo pude escuchar “Voy a morir”, a veces la distancia y el no tener compañeros que compartan el mismo gusto, hacen que te muevas solo y pues ni modo, debes regresar aunque el evento no haya dado fin.
De cierto Azul, abre con El Gargaras y pasa a Lila la historia de un hombre enamorado de una prostituta, “No es justo te miro y me deprimo ¿qué clase de sujeto soy?” dice José acompañado de la guitarra y el bajo, “Voy a Morir”, “Azul”, “El Suicidio del Cisne” un tema que resulta ser un tributo a un amorío donde las amenazas de suicidio y la marihuana están presentes. En “Las Prendas de algodón” hay un desquiciado saxofón que no descansa, “El boxeador”, “Contraley” una balada que da un poco de calma, “Mujer sucia”, “Pago mi renta con un poco de blues” y “Me miraba a los ojos”, son algunos de los temas que se encuentran en la lista.
Tal vez ya no tenga la misma fuerza de hace unos años, y ahora canta a dueto al lado de su hija y en su segundo regreso a muchos no nos agradó del todo su nuevo disco, ahora atraviesan la etapa que algunas bandas viven: renovar o morir.
