Charla con el dramaturgo poblano Josué Almanza (Segunda parte).
Presentamos la segunda parte de la entrevista que Adonai Castañeda le hizo a Josué Almanza, dramaturgo y director de teatro.
Presentamos la segunda parte de la entrevista que Adonai Castañeda le hizo a Josué Almanza, dramaturgo y director de teatro.
Por Adonai Castañeda
12 de febrero de 2019
Presentamos la segunda parte de la entrevista que Adonai Castañeda le hizo a Josué Almanza, dramaturgo poblano, y que recientemente publicara Subversivo (Colección Extra(e)ditados, Dirección General de Publicaciones BUAP, 2018).
Adonai Castañeda. ¿Cuáles han sido los autores que más han influido en tu carrera?
Josué Almanza. Híjole, muchísimos. Puedo decirte que Juan Rulfo cambió mi vida, pero no define mi tipo de escritura. Por otro lado, como soy más visual y plástico, me han influido más los directores, actores y performers que los autores en forma escrita.
En cuanto a autores argentinos que hayan influido en mi dramaturgia, destaco a Alejandro Tantanian, Daniel Veronese, Emilio García Wehbi, que son personas que admiro muchísimo. En México, el dramaturgo que más me ha influido es David Olguín, que además fue mi maestro, Edgar Chías y Jaime Chabaud. Si te das cuenta, estoy nombrando hombres, porque en su mayoría, la escritura dramática surge de ellos. Ahí se vincula con la pregunta anterior.
De manera plástica, me fascina el universo de Leonora Carrington y así un montón de autores. Como te había comentado, a mí me influye mucho el ámbito social. Soy un ávido lector de los periódicos, noticias y crónicas. También soy un ávido chismoso de los microbuses, por eso me encanta el transporte público. Hay veces en que mis influencias surgen de ahí: del mundo en general.
AC. Tus obras de teatro son peculiares, al punto de dar la apariencia de narraciones. ¿Cuál es la finalidad de transgredir el teatro?
JA. Yo creo que no hay finalidad en sí misma, me parece que es un estilo que se va formando a partir de las decisiones que uno va tomando. Muchas son causalidades, otras son casualidades. En ese sentido, tanto los autores que me han influenciado, como los procesos de vida que he atravesado, como los estudios que he hecho, como los viajes que me han permitido conocer a muchas personas, que quizá no tienen que ver con el arte, que me han dotado de conocimiento y experiencias de vida. Es eso lo que ha definido mi estilo hoy en día.
Por ejemplo, yo escribo dramaturgia porque sé que tiene el propósito de montarse en algún momento. Si es una narraturgia, poeturgia, ensayurgia, yo qué sé, no me detiene ni me quita el sueño, es más, lo veo como un potencial dentro de mi escritura: mientras más indefinido quede, para mí mejor.
AC. ¿Qué piensas de la distribución de la literatura en Puebla?
JA. Me parece que hay un gran trabajo que hacer. Ahora bien, la literatura en Puebla existe y seguirá existiendo. Los canales de distribución están muy acotados.
Por un lado tenemos el impulso de la distribución pública y por el otro, el de la distribución privada. En el caso de la pública me parece algo limitada, con esto me refiero a universidades o institutos de cultura. Por otra parte, la privada tiene más campo de acción y es la que domina el mercado actualmente. Sin embargo, es un fenómeno complejo, cada una tiene su propia lógica de mercado. Por eso se construyen mercados para ciertos géneros o ciertos públicos a los cuales se les dirige cierto tipo de obras. No significa que un mercado sea mejor que otro, y mucho menos que la calidad sea un factor determinante. Creo que debe hacerse un estudio real sobre cómo se mueven los mercados literarios en Puebla junto con las redes de conexión y distribución.
Hay veces en que los mismos escritores desconocen quiénes son sus representantes culturales. Todo forma parte del mismo problema. Los programas de fomento lector dirigidos a niños, adolescentes o adultos pueden llegar a ser nulos. Los problemas en bibliotecas, son complejos, ya que, aunque lleguen los libros a las bibliotecas, el problema no es que lleguen sino que los niños tomen esos libros. Ése es problema que les compete a los promotores de cultura. La institución puede creer que la chamba termina en la entrega del tiraje de libros en las bibliotecas, aunque no es así. El fenómeno tiene muchas perspectivas.
AC. ¿Por qué hacer teatro?
JA. Me parece una acción congruente y honesta de acuerdo al proceso de vida que atraviese. Me apasiona que a veces el teatro supere a la realidad y que la convivencia sea real entre el actor y el espectador, cosa que es difícil de ejecutar en cualquier arte; los paradigmas del arte teatral, su estudio y porque es de los géneros artísticos más antiguos. Claro, ha mutado a través del tiempo, pero ha sobrevivido todos los embates a las industrias culturales y de los modelos de producción. Me fascina trabajar en el laboratorio con actores: con cuerpos y presencias reales.
AC. ¿Cómo te sientes mejor, como dramaturgo o como director de teatro?
JA. Son procesos distintos que normalmente se mezclan en mis trabajos. Cuando escribo obras de teatro pienso en acciones, no en palabras; y cuando las dirijo pienso en que esas acciones deben ser traducidas en un formato escrito. Me cuestiono todo el tiempo sobre los procesos y posibilidades de construcción de un libro. Considero que mis tránsitos de actor a director, de director a dramaturgo, de dramaturgo a político cultural, han sido muy naturales. Un papel acompaña al otro, inevitablemente.
AC. ¿Qué piensas de la ciudad de Puebla? ¿Cómo se ve después de tus distintos viajes?
JA. La ciudad cambia bastante. Me parece que algo debe cambiar para bien, y más allá de Puebla: en todo el país. La apuesta debe ser a través de la cultura y la educación. En el caso específico de Puebla, creo que debe dejarse de lado toda historia de censura, porque eso ha provocado que muchos procesos artísticos se pierdan o invisibilicen. Ahora es el momento en que podemos tomar espacios públicos para construir políticas de inclusión, diversidad y visibilidad para muchos sectores.
AC. Háblanos un poco de tu trabajo en Epitafios Laboratorio Teatral.
JA. Es un grupo que yo conformé, en un principio con compañeros de la facultad. Miembros se fueron y otros se unieron. Considero que Epitafios es un grupo de gente muy cercana que ha trabajado conmigo. Es mi proyecto de vida, un alter ego, un proceso creativo. Esto se ha expandido conforme mis decisiones de intervenir en cuestiones culturales.
Se consolidó como una empresa que maneja otras empresas, unas más exitosas que otras, que finalmente se construye con el trabajo. Es un espacio de resistencia, de diálogo y de convivio para artistas, donde prevalece la investigación y la experimentación, no con la finalidad de innovar, sino de ponernos varias trabas en el camino para resolverlas en equipo. Para mí eso es Epitafios: un proyecto honesto y congruente conmigo y con las personas que me acompañan.
AC. ¿Qué significa el teatro para ti?
JA. Es una forma de pensar y ver la vida. No me veo a mí mismo sin el teatro. Soy un amante de ficciones y realidades, por lo que considero que también es una perspectiva peculiar de ver el mundo. Es lo que el teatro me ha dejado: una forma de pensar, aunque no hablo de la intelectualidad, sino de cómo se relaciona en calidad de ser con la realidad.
AC. ¿Qué les dirías a los futuros escritores de Puebla y el país?
JA. Más allá que decirles, podría compartirles mi experiencia al iniciarme en el proceso creativo de la escritura. No ha sido un proceso fácil. Es un camino que se construye con tiempo, mucho trabajo y quizás algunos sacrificios; a pesar de ello deja muchas satisfacciones. Hay que ser astuto en cómo construimos nuestros procesos y en cómo nos vinculamos con las instituciones, editoriales, editores, librerías.
Algo que quisiera comentar es que es un proceso complejo, no sólo se trata de escribir. Ojalá fuera así. Es algo que anhelamos: sólo sentarnos dentro de una cabaña a escribir, aunque no sucede así.
Quienes realmente aspiran a ser escritores, al menos en México, deben considerar que la escritura es un fenómeno muy amplio. Quien realmente quiere entrar, tiene que conocerlo, aprenderlo, cuestionarlo y hacer propuestas dentro de él. Finalmente, me parece que el arte en general cambia la vida. En ese sentido, es una decisión muy valiosa de aquel que dice que aspira a ser escritor. El mundo debería estar agradecido con esa persona que dice: quiero escribir.