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Por Adriana Barba

Monterrey, Nuevo León, 30 de abril de 2021 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

Si usted es amante de los tacos igual que yo, se va a sentir identificado con lo que le voy a contar y no me va a dejar mentir. Los tacos: esa comida sagrada que sabe a gloria, tortilla de maíz doble o tortilla de harina, guiso a escoger, pastor, asada, molleja, tripitas, suadero o longaniza; salsa verde o roja, cebollita asada o cruda y su respectivo limón.

La semana laboral puede estar muy pesada pero la esperanza de llegar al puesto de tacos hace que luches por llegar a ese momento de gloria. Pero, no contamos con que a veces algo pasa con el señor taquero: la salsa quedó sin sabor, la tortilla sin aceite, la carne con más grasa de lo normal y parece que nadie se da cuenta. Es por eso que, como un homenaje al maestro Juan José Arreola, me atrevo a escribir una carta al señor taquero que preparó mal unos tacos.

Carta al señor taquero que preparó mal unos tacos

Señor taquero: Yo no estoy para contárselo ni usted para saberlo, pero mi amor por los tacos es infinito. A diario veo videos de los mejores tacos de México, desde Mexicali hasta Quintana Roo, sueño con llegar a esos lugares donde las reseñas de los tacos son las mejores.

En Instagram vi su negocio, una influencer regia los promocionaba, decía que tenían más de veinte años con el mismo exquisito sabor, me tardé semanas en buscar la sucursal y planeé mi visita por otras tantas. Me saboreaba sus tacos. En las publicaciones parecían preparados por los dioses pero, con mucha pena y sin intención de ofenderlo, le tengo que decir que me falló. Al llegar al lugar, una mujer de muy mala gana me preguntó qué iba a ordenar, sin embargo, en ningún lado estaba el menú. Casi a cuentagotas me dijo lo que ofrecían, y me decidí por probar el pastor y la molleja.

Tacos al pastor. Foto de Óscar Alarcón
Tacos al pastor. Foto de Óscar Alarcón

Al llegar el plato a mi mesa, quise llorar. No lo podía creer, de verdad esos tacos se veían tristes: una tortilla grande, seca, sin color. La carne parecía de días en el refrigerador y al darle la primera mordida confirmé mi experiencia: sabían a viejos.

Pero discúlpeme, señor, ¿qué usted no es experto en tacos?, ¿usted los prueba antes?, ¿se esmera en dorar las tortillas y sazonar la carne? porque si no es así creo que debería de cambiar de profesión, podría ser el señor de los raspados o el señor de la verdura. Desde mi punto de vista, el señor taquero tiene que amar su profesión, tiene que amar sus tacos para que los demás los amen, preparar con gusto la carne, dejar en su punto las tortillas y lo más importante: las salsas, ese toque mágico que todo taquito ocupa, como el ajonjolí al mole, o el aguacate de la torta. Las salsas tienen que estar en un punto que no piquen demasiado ni estén sin sabor, y para lograr eso, señor taquero, se necesita esmero, por eso yo lo invito a que recapacite y pruebe sus tacos y las salsas antes de abrir el local y así se dará cuenta por sí mismo que es lo que necesita cambiar.

Sinceramente joven regiomontana experta en tacos.


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