Por Edgar de la Cruz.
DÍA 11
¡Vaya!
Respiro, entro a la cocina y veo un gran vacío, como si les hubieran robado, nada de eso: fue el día del padre.
Ya terminó mi práctica en la estación de cocina fría y me pasaron a Pizza-freidor, donde creo que he aprendido mucho más en un día ahí que dos semanas en el otro lugar.
Ya cumplí con un poco más de la mitad de mi servicio, y es un gran alivio.
Estar parado 8 horas (porque cuento desde el camión de ida hasta el regreso a casa) cansa las rodillas, por lo que decidí salir en bici, no importando la lluvia que aparentemente se cruza con los planes de los poblanos. Ahí estaba yo, justo cuando iba a salir la primera gota se precipitó, me esperé, paró y tomé mi birula cuando regresó la tempestad. ¡No más! ¡Basta de esperar! Fui a mi aventura sobre ruedas de 30 minutos, de la cual me llevé una empapada, pero recuperé mis rodillas.
DÍA 12
Hoy me cambiaron a la estación de sartén porque había poca gente.
Todo iba tranquilo hasta que la persona encargada de mantenimiento, mientras quitaba losetas, rompió el tubo de gas, terrible error. En piso (comedor) se vendía lo que ya estaba listo y que no necesitara calentarse en la estufa, la gente apurada en cocina y el culpable sintiéndose traicionado por él mismo, tratando de culpar a otros o simplemente justificándose.
DÍA 13
Volví a la estación de pizza, donde todo era relajo, y el trabajo se acompañó de risas.
Debido a la ausencia de la persona encargada de dish –lugar destinado a la limpieza- me tocó lavar; no me molestó porque ya había acabado mi producción, solo estábamos esperando servicio mientras contábamos anécdotas poco relevantes.
DÍA 14
Lo único nuevo fue cortar calamares, cosa que no me emociona.
Ahora he estado haciendo montones de filetes de 3 onzas, a lo que me dijeron “ya puedes poner tu pollería”.
DÍA 15
Trabajo arduo, aunque no tanto como todo lo que nos pusieron a descargar, dos camionetas llenas de cosas pesadas, tanto que ya no encontrábamos dónde dejarlas. Sudar encima del uniforme, encontrarme con conocidos y pasar una buena tarde.
Así fue el último día de la tercera semana laboral.
Bienvenidos a una cocina muy camote*.
*Camote: La expresión se usa cuando tienes mucha producción y poco tiempo.
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