Por Edgar de la Cruz.
DÍA 6
Da inicio la segunda semana laboral, es lunes.
Por alguna razón, mucha gente aborrece este día, yo los disfruto (aunque sea en esta etapa). Pasan más cosas que los otros días hábiles, con esto tengo mejor material para escribir.
Tuve visitas la noche anterior y, acompañados de una entretenida plática dieron la una de la madrugada, dormí hasta las dos am recordando que tenía que ir a trabajar por la mañana.
Desperté, me preparé y subí al camión donde fui leyendo para que esos cuarenta minutos de camino fueran productivos. Llegué y la entrada estaba cerrada; resulta ser que unos hombres de transporte de valores estaban sacando una bolsa con, bueno no supe qué era, pero no nos dejaron acercarnos.
Domino cortar espinaca, siempre me ponen a hacer eso. He estado en Pantry –cocina fría- donde también tienes contacto con el horno, prueba de ello es la quemadura en mi brazo.
A partir de este 11 de junio saldré una hora después de como estaba acostumbrando, para terminar pronto o hacer un mayor número que el que me pidieron cumplir (150 mínimo) y así tener un tiempo de total descanso, por lo menos una semana antes de entrar a clases.
Por la tarde fui a hacer un encargo con un amigo, lo cumplimos y, como sobraba tiempo fui a comprarle un regalo a mi papá, por ese festejo del tercer domingo de junio. Ya ni sé qué regalarle.
Me había decidido por un pisa corbatas, cuando se acercó una muchacha que trabaja en ese lugar, cuando recitó la pregunta obligatoria de todo empleado –por lo menos en este tipo de giro-: ¿qué buscabas? De pronto, sin darme cuenta, yo le estaba preguntando sobre ella y terminé comprando lo que me sugirió. Mi debilidad también son las mujeres, lo acepto.
La lluvia se precipitó; a pesar de ese mini diluvio llena charcos, fui por un helado. Mi pequeña locura sigue vigente en forma de resfriado.
Con la alegría de un niño pequeño, retorné a casa.
Otro día vivido, superado.
DÍA 7
No pasó mucho, por lo menos en el trabajo. Sólo aprendí a hacer una salsa de fresa con una licuadora que no sirve.
Por la tarde me reuní con los cuates y compañeros de Neotraba para festejar a Óscar Alarcón, fue un buen rato. Entre pláticas salió esta pregunta, que no iba dirigida hacia mí: “¿no te da asco la política?” Creo que tenía ganas de contestar eso, pero ya me da tanta flojera el tema que sería darle importancia, al menos eso pienso yo.
Casi siempre me mantengo en silencio; antes de retirarme me pidieron mi opinión sobre un asunto, después de darla dijeron algo así: –Ya vimos porqué Edgar siempre está tan callado, porque cuando habla… no recuerdo lo demás, pero sin duda se lo pueden imaginar.
DÍA 8
¿Soy sólo yo o siempre hay un compañero de trabajo insoportable?
Acepto las tareas y deberes, lo que me frustra es que me traten como retrasado, aún cuando el que “enseña” se equivoca más que tú en la misma área, aún con dicha “cierta experiencia”. Creo que esa persona quiere mi amistad, ya que intenta agradarme.
No importa, fue un buen día, me apuré y sobró tiempo para copiar algunas recetas de ese gran libro que hay en mi estación (área de trabajo).
DÍA 9
Ya es sábado y apenas voy a escribir lo del día jueves, curiosamente ya no recuerdo mucho lo que pasó.
Sin embargo, sé que no fue un muy buen día para mí. Arruiné unos postres al no medir bien las cosas, por lo que no alcanzó la porción que debería salir, aunque la mezcla estaba sabrosa.
Por la tarde fui a Neotraba Radio.
DÍA 10
Bajándome del camión, estaban descargando materia prima y ni tiempo me dieron de dejar mi mochila sino que tuve que llevar las cosas hasta la cámara de refrigeración y congelación –donde cada que entro se empañan mis lentes-. Luego, ahí mismo me pusieron a envolver cajas, enfermo y con frío (en una temperatura de -20°C aproximadamente).
No hice un mal trabajo con los postres esta vez, salieron bien. Me fui un poco antes de la hora, ya no soportaba mi cuerpo.
Concluye la segunda semana.