Por Edgar de la Cruz.
Comencé a trabajar por firmas, es decir, estoy haciendo mis prácticas profesionales. No hay paga.
Decidí plasmar lo que pasa cada uno de los días dentro y fuera del restaurante.
DÍA 1
Desperté antes de que la alarma sonara. Al encontrarme con mis compañeros que también realizan sus prácticas en el mismo lugar, no sabíamos por dónde entrar. Nos mintieron el jueves anterior, diciéndonos que llegáramos por la puerta principal.
5 horas en una pequeña cocina con, hasta ese momento, totales desconocidos; lavando, picando, cortando, registrando inventario, montando mesas, escuchando preguntas como: ¿ya te aburriste?, ¿por qué tan serio?
Con la espalda cansada, quería llegar a casa o tan solo sentarme en el camión (cosa que no sucedió, porque no hubo un asiento disponible para mí)
Era medio camino, cuando por un asediante calor y gente molesta por motivos irrelevantes, echando pleito por ocupar un lugar en el espacio (así de ridículo) empezaron los golpes, hasta que el chofer mostró cierta autoridad, amenazando con llamar a los policías. Un teporocho que abordó quería que concluyera con sangre, aunque se la pasaba diciendo: Tan bonita que es la vida y ustedes peleando.
Llegué a casa, las primeras horas cumplidas, éxito.
DÍA 2
Ser “el alto” en la cocina significa que te estén llamando para bajar todo de estantes lejanos para algunas personas, ser el hombre significa descargar toda la mercancía pesada del camión y parece que ser el novato significa no saber nada.
Pareciera que siempre cargan con máscaras, fingiendo que le agrada la gente cuando en realidad no se soportan. La cocina no está exenta de estas situaciones.
Fue un día lleno de risas, donde pasé de ser un desconocido y protagonista a parte de las bromas.
DÍA 3
Este día por un dolor no pude continuar. Así que salí una hora antes que las pasadas ocasiones.
El trabajo es cansado, pero las siestas son hermosas.
DÍA 4
Durante el tiempo de descanso- comida, la persona encargada de mantenimiento se sentó a la mesa con mis compañeros y conmigo. Viendo nuestros uniformes nos dijo con un rostro amargo “yo conozco a su director”; nos comentó el trayecto de su historia. Son parientes.
Qué pequeño es el mundo.
Si algo puedo rescatar de su relato es lo siguiente: Termina tu carrera y cuando la concluyas ejércela y no te estanques.
Es increíble que nadie dentro de la cocina de dicho restaurante sea chef, unos ni estudiaron para eso, incluso hay alguien que solía trabajar de albañil (eso me dijeron). Es fantástico que cualquiera pueda cocinar, pero también es fascinante lo que hace un papel de licenciatura, prueba de ello es el salario que reciben los cocineros.
DÍA 5
No fue tan distinto a los otros días, hice las mismas actividades. Después de muchas horas de las similares tareas, he perfeccionado todo, tanto que terminé antes y sólo me quedé esperando la hora de salida.
Termina la primera semana de trabajo y yo encantado.