¿Te gustó? ¡Comparte!
Ilustración de Alain Cervantes
Ilustración de Alain Cervantes

Por Alain Cervantes

Puebla, México, 08 de junio de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

En un mundo donde los temas de conversación de la nueva realidad son las pandemias, desastres naturales, corrupción, racismo, homofobia, pederastia, violencia de género y muchos otros que son tendencia en internet; ha pasado a segundo plano las pláticas que solíamos tener a solas, aquellas en donde cada palabra era una pista más para encontrarnos a nosotros mismos. Tal parece que cada día de encierro agrava esa confusión que nos hace preguntarnos: ¿Quién o qué soy realmente?

Una pregunta que sólo será respondida con más dudas y nuevas teorías. ¿Seguiré siendo el mismo de antes?, ¿estoy cambiando para bien?

Dilemas existenciales que nos llevarán a la pregunta que todo el mundo teme siquiera pensar en responder:

¿Qué vemos en nuestro reflejo?

En un espejo, en la pantalla de nuestros teléfonos o en alguna ventana, es posible ver nuestro reflejo, llegando al punto de ser tan rutinario que ha perdido el encanto arreglarnos el cabello y tomarnos una selfie, o siquiera contemplar la idea de cambiarnos la sudadera que tenemos puesta desde el inicio de la cuarentena. Poniendo atención sólo a nuestro rostro, al cuerpo y sus llantitas en crecimiento, o al fleco que pensamos que nos haría vernos mejor; pero, ¿qué pasa con los detalles que no son físicos, sino emocionales?, aquellos que son imperceptibles para el ojo humano, para la cotidianidad y lo rutinario; detalles que solo el alma es capaz de ver.

Podría llegar a ser hasta gracioso que somos capaces de leer a través de los ojos de una persona poniendo un poco de atención en ellos, como si fuera algo de todos los días encontrar virtudes y defectos de los que nos rodean. Pero, ¿por qué cuando se trata de nosotros mismos el situarnos frente a un espejo se vuelve lo más complicado del mundo?

¿Será que le tememos a nuestro reflejo o a lo que podemos ser capaces de ver en él?

El adefesio que las personas pueden llegar a creer que somos. La musa que alguien podría encontrar en nuestra persona. Aquello que nuestra familia esperaba de nosotros. El hubiera más doloroso de la historia. El reflejo de alguien más a nuestro lado. O los pequeños detalles, esas cosas que no sueles ver con facilidad: las grietas en la pared, del piso, la pintura desgastada, cosas que te despiertan de un sueño y te recuerdan con una bofetada quién eres, en dónde estás y todo lo que pasa a tu alrededor.

Una puerta de cristal cubierta por una capa de mercurio con muchas posibilidades, plantados cara a cara con la persona más importante en nuestras vidas, siendo capaces de reaccionar en cualquier momento y quitarnos las caretas. Enfrentar la doble moral que vemos reflejada y decidirnos de una vez por todas qué somos en realidad, defender aquello que creemos correcto y apoyar a las personas que se encuentran a tu costado, no sólo aquella que vemos en el espejo.

Jamás estaremos a salvo. Puede que inclusive la persona que más odies la encuentres en tu reflejo, o millones de defectos y virtudes, pero aquello a lo que debemos aferrarnos es a la certeza de que podemos cambiar, que somos capaces de derrumbar los muros de la ignorancia y el desinterés. Tomar la decisión de izar una bandera en nombre de la paz y enfrentar el demonio del espejo para encontrarnos a nosotros mismos, reconocer que en cada uno existe un grito que suele ser silenciado por un espejo que nos escupe en la cara una decisión dividida que nos hace ver como unos hipócritas o por el reflejo de alguien más.

Las paredes se derrumban, los horizontes se amplían y ahora podemos ver más allá de la ventana que nos mostraba un falso reflejo; tener miedo al qué dirán es cosa del pasado, lo de hoy es luchar por nosotros y por lo que consideramos una verdad.

Lo último en Neotraba

  • Segundo tomo roquero de Víctor Roura: Rooouura, Roooura, Roooura on the river…
    Presentamos el prólogo del tomo 2 Cincuenta y Un Tópicos Roqueros: Contra las máscaras de Víctor Roura, que la editorial Cofradía de Coyotes acaba de editar en tres tomos. El texto introductorio está a cargo de Hugo César Moreno Hernández, quien analiza el trabajo de Roura desde la desazón por la muerte del rock aunque esté más vivo que nunca.
  • El ciervo
    Nadie escapa, dice una voz. Un joven y un ciervo parecen mezclarse en un ambiente lúgubre, pero ¿qué hacen en medio de la autopista? Un cuento de Antonio Rojas Silverio.
  • Yo, el perro. Me llamo Rojo. Orhan Pamuk
    ¿Cómo concibe occidente a los perros turcos? Isaac Gasca Mata escribe en Cínico, su columna sobre lomitos en la literatura: El perro de Pamuk es un animal grosero, semisalvaje, que en reiteradas ocasiones presume la libertad que los de su raza gozan en los países musulmanes pues les permiten vagar a sus anchas, en jaurías, sin una correa que impida su libre tránsito.
  • Puerto Mariel, el sueño de Alex Castro que se volvió realidad
    El tapatío nos demuestra su paciencia, dedicación y amor por la música, a través de sus más recientes temas. Conócelos.
  • Pay de espinacas
    Juan Jesús Jiménez escribe en su columna una alegoría entre la cocina y la derrota francesa del 5 de mayo de 1862: Las espinacas y el conde de Lorencez tienen algo en común. Porque por sí solos no parecen tener sabor, es más, amargan.
  • Estrella fugaz
    Orfilia Arvizu Trujillo nos presenta un cuento en donde aparece una estrella fugaz, ¿ya saben que le pedirán cuando vean una? Hay que estar preparados para cuando esto ocurra.
  • El metro
    Evelina Iniesta nos presenta un cuento que emerge del Taller de Cuentos Libertad. Moby Dick es el motor de este cuento en el que tres personajes observan una misma historia desde tres perspectivas en el transporte colectivo.
  • Nogalitos
    Carlos Sánchez estrena su columna “En el vuelo” y abre con una crónica sobre su viaje más reciente a Nogales.
  • Termina la temporada de El insólito caso del Sr. Morton
    La obra El insólito caso del señor Morton sucede al final de la década de los años cuarenta y, como en una historia noir, al detective Otto Morgan le es encomendado resolver el asesinato de un hombre solitario llamado Vladislav Morton. Una nota de David V. Estrada.
¿Te gustó? ¡Comparte!