Una última vez

Por Carlos Bortoni (@_bortoni)

Ciudad de México, 31 de agosto de 2022 [00:03 GMT-5] (Neotraba)

Te va a caer bien– le dijo al sujeto con el que me estaba presentando. Sentarme en el asiento, que formaba una ele junto con el sillón donde él estaba sentado, fue el detonador para que aquel desconocido empezara a hablar. Después del interrogatorio mínimo, que permite sentar las bases de la conversación, o cuando menos saber con quién se está hablando, y antes de que la mesera llegara con mi güisqui, aquel tipo encontró fascinante –utilizó esa palabra, yo jamás lo haría– que nuestro amigo en común le dijera que escribo. No me atreví a preguntarle por qué le parecía fascinante, esas preguntas tienen la virtud de alejar a las personas que deben ser alejadas y la desventaja de acercar a las que deben mantenerse a raya, simplemente asentí con la vana esperanza de que cambiáramos de tema, su plática cayera en el vacío, o que la música me impidiera seguirlo escuchando. ¿Qué género escribes?– preguntó queriendo saber si escribía algún subgénero en particular, él estaba interesado en las novelas de terror. Tampoco aclaré el mal entendido. Narrativa– respondí. Poco después llegó mi güisqui y, como si lo primero fuera causante de lo segundo, el volumen de la música aumentó sin que por ello el sujeto dejara de hablar. El resto de la noche se deslizo sin problema entre los güisquis que siguieron llegando, la música que no me permitía escuchar nada y mi cabeza asintiendo de vez en cuando para dar la impresión de que seguía la conversación. Sería bueno volver a vernos y seguir platicando– comentó al despedirse. Yo asentí una última vez.