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Por Carlos Reyes Ávila

Torreón, Coahuila, 27 de noviembre de 2020 [01:25 GMT-5] (Neotraba)

Los siguiente poemas forman parte del libro: CLARIDAD EN SOMBRA, Premio Nacional de Poesía Tijuana, 2003.

NOMBRO LA LUNA
Y BROTA UN ARBUSTO DEL SEXO DE DALILA:

Anhelada luz simiente, manantial de dicha,
sombra amiga de todas mis tardes.
Un pájaro cruza el canto de los días
como si se tratara de tu cuerpo,
miro tu ombligo para conocer la aurora
y me envuelvo en el sonar de un río
que desciende por tus senos.

Ah, la luz se asoma por tus pliegues
La mañana anuncia tiempos de esperanza.

DALILA ESCRIBE EN EL CUERPO SU PROPIA BIBLIA:

Exudan salmos y proverbios de su amante piel
Ella ha nacido para fecundar el alba
y en su beso labra los augurios de los campos.

El sol crece en su sonrisa.
Las hojas de los árboles pronuncian su nombre.

Dos espinas son sus ojos en
que sangra mi ternura.

¿Nacerá la aurora
            a la orilla de su canto?

NOMBRO LA FLOR DE SU SEXO

y una mariposa alza el vuelo:

La mañana hace nido en su nombre.
A la orilla de su voz se detiene un pájaro a cantar

porque en su cuerpo se consagran las edades
y se enlazan los jardines.

Hago un hueco con mis manos
y le guardo sus deseos.

Tiembla la luz al verse desnuda
en los ojos de Dalila.

Foto de Alexis Salinas
Foto de Alexis Salinas

QUE ME QUEDE MUDO, DALILA

si no puedo abrir a mordiscos tu sudor,
si encajando el diente no puedo
en tu sangre tatuar mi nombre.

Que me quede ciego, Dalila
si al levantar tu vestido no hago
crecer la mañana,
si tocando tu piel no logro

encenderte el pensamiento.
Hoy hablé con tu cuerpo
y por fin supe mi nombre.

            Dibujé tu ombligo
en la bandera de mis sueños
y bajo tu corpiño encontré
hermosos caracoles.

Le pregunté a tu cuerpo
por el origen de mis deseos
y me recitó un versículo
del Eclesiastés:

“Todos los ríos van al mar
  y el mar nunca se llena”

            Así es la Bienamada

Punta de lápiz en ristre

Los nombres son los ejes sobre los que reposa el mundo.
Columnas transparentes a la orilla de las horas.

Espejos de ciudades:
                           claridad redonda

Siglos envueltos en llamas:
                           tigres que se desgajan

¿Las horas tienen rostro
o es sólo el nombre delineándose?

Presencias circulares van directo a la memoria
y levantan la arquitectura de la ciudad
pero más allá de los jardines la identidad
celebra su danza puntual

donde se deshojan pájaros y las ventanas
enamoran sonámbulos relámpagos.

Una fuente se desangra
es el sol con sus uñas largas
es el diluvio del silencio
mostrándonos el envés de las palabras.

[MARÍA LA JUDÍA]
Un oscuro amanecer

A veces la lluvia vive entre mis labios
a veces el sol nace entre mis muslos:

en la alquimia de los días
desbordo las pasiones de los credos
y con mi piel envuelvo
el deseo de los hombres.

En el regazo de la santidad
un viento ácimo
me esculpe,
a mí,
María, la judía
amante de la vida,
de su lado oscuro.

Yo que vengo
a levantar incendios
para forjar crepúsculos
Yo
que he tendido
mi vida sobre los abismos
del anonimato
yo que he corrido
en dirección contraria
a las edades
sin temer las culpas del engaño

Yo,
María,
sí, la judía
la que de cerca
conocieron
sólo unos cuantos
mientras todos me nombraban.

Aquella a la que desearon
en las horas frágiles aquellos
mismos que me condenaron a vivir en la
anónima sociedad de los sueños

Sí, yo, la primera
gran Maga de la noche
la poseedora
de las esferas cósmicas.

Yo que fui
cada mujer acariciada
por el viento de las aves mudas.

María
de día o de noche,
judía por las oblaciones,
                     me despido
llevándome entre los labios
   este oscuro amanecer.
Foto de Estela Hernández
Foto de Estela Hernández

Sobre el poeta:

Carlos Reyes Ávila. 1976. Autor de 7 poemarios, 2 novelas y un libro de cuentos. Premio Nacional de Poesía Tijuana 2003 y Premio Binacional de Novela Joven, Frontera de Palabras-Border of words, 2009.


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