Se nos terminarán los chistes
Editorial 9 de febrero de 2012.
“Yo soy María Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Hoy vino el mensajero y me trajo un ramo de flores de cempoalxóchitl. Me trajo, como nahual, al perro que acompañó a Quetzalcóatl en su viaje por el Mictlán. Me trajo una vajilla de barro negro de Oaxaca, la capa de plumas rojas de Bélgica, el penacho y el escudo del Emperador Moctezuma. Me trajo una cocina de azulejos de Puebla, me trajo el calendario azteca y me trajo una calavera tapizada con ágatas negras de los Montes Apalaches y me dijo que era la calavera de la Princesa Pocahontas, y me trajo una calavera tapizada con moscas azules y me dijo que era la calavera de Juana la Loca […] Yo soy María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina, Princesa de la Nada y del Vacío, Soberana de la Espuma y de los Sueños, Reina de la Quimera y del Olvido, Emperatriz de la mentira” (Fragmento de Noticias del Imperio de Fernando del Paso, pp. 1046 y 1047. Punto de lectura, México, 2007) .
¿A cuál de los siguientes pre-candidatos a la presidencia podría atribuírsele el pasaje anterior?
a) Y cuando despertó, el dinosaurio mexiquense aún estaba ahí.
b) Al embajador tabasqueño representante de la república del amor.
c) Yo soy la señora presidenta, en vivo y en directo desde chilangolandia.
Las elecciones de julio se nos presentan como un gran circo en donde las trampas, marrullerías y descalificaciones estarán prohibidas. Casi puedo decir que se nos ha quitado uno de los semilleros de chistes cotidianos que nos presentaría más diversión que las mimas campañas; aunque a decir verdad, no debe ser cosa de risa. Como bien lo dijera el monero Rafael Barajas “El Fisgón”, en este momento “el sexenio ya no me da risa”. No obstante, y antes de que se acabe el placer jocoso de la descalificación entre los candidatos, una vez más, queremos proponer la restauración de la monarquía.
¡Ay Don Porfirio! ¡Ay Maximiliano! ¡Cómo nos hacen falta!
…
Óscar Alarcón Travolta
