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Texto y fotografías por Ariadna González Uribe

Madrid, España, 24 de mayo de 2020 [13:57 GMT-5] (Neotraba)

La desescalada madrileña

Y, ¿cómo ha sido la vuelta a la “normalidad”? –le preguntaba a finales de marzo a mi amiga Sandra que vive en Beijing. Porque no me podía imaginar si el día que dijeran que ya se podía salir, todo el mundo iría corriendo a hacer compras o a quedar a comer con los amigos en un restaurante… nada más lejos de la realidad actual.

–Aquí en China empezamos como a mediados de febrero y desde hace unos días que se ha flexibilizado un poco y la gente va volviendo al trabajo, pero no completamente. Y la gente no está fuera de casa por mucho tiempo. Los barrios siguen cerrados a la gente que no es del sitio, así se controla un poco el movimiento y se procura la distancia entre la gente. Parece que a finales de abril se va a levantar el confinamiento en toda China, pero la gente está consciente de que puede haber brotes y seguiremos con precauciones. A España todavía le quedan unos meses para que baje lo suficiente. ¡Paciencia y ánimo!

Y qué razón tenía, ya desde esa conversación en marzo hasta ahora mayo han pasado muchas cosas: lo que parecía que se alargaría por unas semanas ha continuado más de dos meses. En España han comenzado las fases 0-3 de desescalada. Cada ciudad va en una fase de acuerdo a su situación. En Madrid estamos aún en la 0: ahora los niños pueden salir durante 1 hora a dar un paseo y jugar (de 12-19 hrs.), los mayores tienen su horario prioritario para hacer las compras necesarias y pasear (10-12 y de 19-20 hrs.), para los mayores de 14 años los horarios para pasear son de 6 a 10 hrs. y por tarde de 20-23 hrs.

Y es aquí donde comienza el desfile, una gran mayoría nos hemos vuelto runners, bikers, skaters, rollers y paseantes en general. La cantidad de gente que circula a la vez por la ciclopista en bici y caminando es impresionante pero, claro, cómo no va a serlo si estamos todos los de una misma zona, misma hora y en el mismo parque bonito para pasear, ¿de dónde hemos salido tantos deportistas de repente?

Yo voy con mi bici a toda velocidad, rodando durante una hora aproximadamente. Mientras vuelvo a casa se empieza a escuchar el sonido que se origina al golpear utensilios de cocina: sartenes, ollas y cacerolas, que se conocen como caceroladas, desde las puertas, los balcones y las ventanas, en protesta a la gestión del gobierno ante esta situación del coronavirus. Cada día van en aumento, cada vez suenan más y en más sitios. Entro a casa casi sofocada, ya que hacer deporte con mascarilla no es lo más confortable. Y aunque cada quien busca distanciarse de la persona que va a lado, delante o detrás, a veces la distancia de 2 metros entre nosotros es difícil de mantener.

Algunas tiendas han comenzado a abrir. La calle Alcalá comienza a verse como antes, llena de comercios y pequeñas placitas donde la gente se sienta a pasar el rato. Paso por la plaza de toros de Ventas y hay gente paseando a su alrededor. Las peluquerías comienzan a recibir a sus clientes, con sus debidos protocolos de seguridad y restaurantes abren para comida a domicilio; aunque a algunos el simple hecho de abrir sus puertas ya les supondrá una pérdida de dinero.

Lo más comentado hoy es que desde hace días hay protestas contra el gobierno en varias zonas de la ciudad. Desde hace varios días lo mismo está sucediendo simultáneamente en distintas ciudades europeas: muchos mensajes, tuits, se está intentando la convocatoria y parece que ahora sí se ha conseguido. Las redes sociales, aún con su censura, están convocando por acá y por allá a protestar pacíficamente, con su debida distancia, mascarilla y todas las precauciones.

Llama la atención que una de las protestas que ha dado de qué hablar sea con los vecinos de una de las zonas más adineradas de la ciudad, sobre la calle de Núñez de Balboa. A las nueve de la noche, los vecinos salen de sus casas con cacerola y cucharón en mano para dar un paseo –tal como está permitido– y pedir la dimisión del presidente Sánchez, mientras golpean su cacerola al grito de “dimisión” y “libertad”.

Llevan varios días donde policías, sus patrullas y furgones, se despliegan a lo largo de tres calles por las que de un lado bajan las personas y del otro lado suben, como en un circuito por más de 15 minutos. Algunos rodeados de banderas españolas; otros participan con la bolsa de las compras; otros aprovechan para pasear al perro; unos se ponen sus mejores galas porque la prensa está pendiente de lo que pasa ahí; otros desde sus balcones acompañan; otros se retratan, selfies, sabiendo que están creando historia. En fin, hay de todo.

Otras protestas están sucediendo a la par en otros barrios de Madrid. Y no, no son protestas de los ricos, son protestas de los españoles que incluyen a los de Toledo, a los de Valencia, Sevilla, León, Guadalajara y cada vez más –sin dejar de lado protestas frente a la sede del partido PSOE y frente a la casa del vicepresidente Pablo Iglesias– la mecha no deja de arder.

Aquí, hoy, en el distrito de Salamanca, ha sido todo muy tranquilo, aunque en otras zonas comienza a haber enfrentamientos y disturbios: gente que ha perdido a un familiar, o su trabajo, o no tiene dinero para comer, o no puede volver a abrir su negocio. Y ésto sólo acaba de empezar.

Y ¿cómo ha sido la vuelta a la “normalidad”? –me pregunta mi amiga Paula de México. –A México todavía le quedan semanas para que baje lo suficiente.

¡Paciencia y ánimo! Sobre todo por lo que venga después.

Al momento de la publicación de esta nota en México hay más de 66 mil casos confirmados por COVID-19 y más de 7 mil fallecidos.

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