Por Rosa Borrás.
Lenore Tawney (Leonora Agnes Gallaher) nació en Ohio, en mayo de 1907 y creció a orillas del Lago Erie. En 1927 se mudó a Chicago con uno de sus 4 hermanos, y trabajó como lectora de pruebas en una editorial. Por las noches asistía al Art Institute of Chicago a tomar clases de arte. Fue en esa ciudad donde conoció a George Tawney, con el que se casó en 1941. Desafortunadamente él murió un año y medio después y Lenore, llena de tristeza, se mudó a vivir con su familia política a Urbana, Illinois, hasta 1945. En esa fecha viajó a México, donde permaneció por 6 meses.
Al cabo de ese viaje Lenore regresó a Chicago decidida a estudiar arte. Tuvo la oportunidad de tomar clases con varios artistas importantes de esa época, entre ellos Alexandre Archipenko, con quién estudiaba escultura en Nueva York. Sin embargo, Tawney descubrió que esa disciplina no la satisfacía y dejó la escuela, destruyendo casi toda su obra escultórica. De regreso en Chicago compró un pequeño telar usado y empezó a tejer.
Lenore no podía estar quieta, establecida en un solo lugar, así que hizo maletas una vez más y se fue de viaje a Europa, se instaló en París y viajó ampliamente por el continente durante un año y medio. Al volver a Chicago reanudó su trabajo textil y en 1954 tomó un curso con la artista finlandesa Martta Taipale en la escuela de artesanías en Penland, Carolina del Norte. Fue en este periodo en el que decidió hacer su primer tapiz de manera independiente, y así descubrió que el color la guiaría de manera permanente a través de todo su trabajo.
En 1955 Tawney empezó a desarrollar su obra en tejido de trama abierta, en la que yuxtaponía partes de tejido plano con áreas sin tejer. Colgaba las piezas así elaboradas desde el techo y separadas del muro, evidenciando los contrastes y las transparencias del textil. Esta forma de trabajar, con la trama abierta y dejando espacios sin tejer, le valió tanto halagos como fuertes críticas debido a lo novedoso y poco tradicional de sus resultados. Lenore Tawney se embarcó entonces en un camino muy personal de experimentación y creación y junto a otros artistas de su época crearon una nueva estética en los medios artesanales de la misma importancia y nivel que el expresionismo abstracto de los años 50’s.
En poco tiempo su trabajo fue apreciado y obtuvo reconocimiento. En 1957 Lenore obtuvo su primer trabajo textil por encargo para un nuevo restaurante. Ella decidió no presentar bocetos o estudios previos sino tejer dos piezas: una pensando en lo que ella creía que le gustaría al cliente, la segunda pensando en lo que a ella le gustaba y quería hacer. Al final su cliente le compró ambas piezas. Esta forma de trabajar de manera independiente mostró desde el principio su gran carácter y fortaleza. A partir de ese momento recibió muchos trabajos por encargo para templos, iglesias y edificios gubernamentales. Lenore decía al respecto en uno de sus diarios:
“Quiero complacer al cliente, por supuesto, pero primero debo satisfacerme a mí misma. Para ser libre de hacer lo que quiera con el trabajo, debo primero desechar el deseo de satisfacer, hacer entonces lo que yo quiero y aceptar quedarme la pieza si al cliente no le gusta…La mayoría del tiempo solo trabajo en mis propias ideas. Trabajo todo el tiempo”
Además de su trabajo textil, Tawney se dedicó a construir ensambles y a hacer collage con materiales encontrados y reciclados. Tejía papel, pegaba plumas de ave, hacía postales (mail art), dibujaba…Hacía poesía visual, pues. Sus temas recurrentes tanto en el textil como en sus objetos y collage fueron el símbolo de la cruz, la bandera, el círculo, el cuadrado y las nubes. Cada uno de estos temas representaba una exploración profunda y un nuevo horizonte de expresión personal.
Lenore Tawney vivió dos guerras mundiales y la guerra de Vietnam, entre muchos otros sucesos históricos. Vivió cambios tecnológicos increíbles a lo largo de su vida. Tuvo su primera exposición individual a los 50 años. A los 70 subió a los andamios para colocar ella misma su pieza Cloud Series IV, con los 13 000 hilos que la componen. Lenore Tawney vivió 100 años. Admiro su obra porque es poética y transmite un fuerte sentimiento de intimidad y de paz; de recogimiento y, simultáneamente, de expansión y demuestra, además, la gran devoción que esta artista tenía por su trabajo.
Por todo ésto, Lenore (Ohio, mayo 1907- New York, septiembre 2007) es una de mis mujeres favoritas y espero que su ejemplo me de la fortaleza para vivir también una larga y productiva vida.
La información para este texto fue obtenida de http://craftcouncil.org/magazine/article/lenore-tawney-spiritual-revolutionary# y del libro Lenore Tawny, A retrospective. American Craft Museum. Rizzoli, Ney York, 1990.