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Ciudad de México, 3 de mayo de 2025 (Neotraba)

A la memoria de Fátima Cecilia

A la fuerza de Sonia López

Fati por Fabiola Arellano

Fati, los declararon culpables. ¿Supiste la noticia?

Yo no la disfruté, sin ganas de aplaudir ni sonrisas, recibí algunos abrazos que, aunque se articularon desde la honestidad, me supieron insípidos. Abrazos acompañados de miradas cabizbajas, celebraciones silenciosas, júbilo de hiel.

Lo único que quiero es que tú vuelvas, que un día, se abra esa puerta y que seas tú, esa niña de 7 años o esa adolescente de 12 años, que seas la misma de aquella última vez o que seas tú con unos años más, como si todo este tiempo te hubieras ido de vacaciones y regresaras.

¿Dónde estás? ¿Hay otro lugar? ¿Me estás esperando en algún sitio? ¿Nos volveremos a ver? ¿Te dio gusto saber que los declararon culpables? ¿En qué cambia la historia si tú no estás aquí? Tú ya sabías que eran culpables, lo único que cambia es que ahora hay un grupo de personas que lo avala y que oficializa lo que sigo deseando que jamás hubiera sucedido.

Eras una niña, no lo merecías. ¿Cómo se atrevieron? Fati, fuiste valiente. Ojalá que todos los días de tu vida hubieran sido de risas, juegos, saltos, cantos, cuentos, música, danzas, abrazos.

Los declararon culpables después de tantos años y te seguimos esperando. Si puedes, regresa. Toca la puerta, sigo viviendo en la misma dirección por si logras volver. Mi celular es el mismo, llama si puedes. Vuelve para decirnos que todo el esfuerzo de años ha valido la pena y que te hemos salvado.

¿Cómo suena tu voz? ¿Ya cambió o se quedó en una pausa eterna? ¿Cuál es tu estatura? ¿Ya me alcanzaste? ¿Cuánto pesas? ¿Aún podría cargarte sobre mis hombros? ¿No eras tú la niña que estaba en el ataúd, cierto? Dime que ahora estás por ingresar a la secundaria, dime que fue un mal sueño y que estabas dormida, dime que ya comenzaste a tener granos en la cara, que tu risa sigue siendo un estruendo de felicidad, que las ignorancias del pasado no te transformaron, dime que floreciste, que eres millones, que te encontraré al mirarme al espejo, que sigues gritando con mi voz. Dime que me abrazas, aunque yo me sienta abandonada, que me acompañas, aunque tenga ganas de morir, dime que sabes que te sigo extrañando.

Fati, mi niña, si puedes dime algo, lo que sea.

170 años es la condena, el reconocimiento a la sentencia que se les da a Mario y a Giovanna por todo el daño que le causaron a nuestra pequeña, 170 años se van a quedar presos por todo el dolor que nos causaron como familia, por todos los sueños que truncaron de Fátima, porque no merecía morir de esa forma, porque nadie lo merece. 170 años por lo que no se puede reparar, porque nada nos va a devolver a Fátima, pero en su memoria y en su dignidad vamos a luchar por las infancias de este país, por reconocer que jamás nadie los debe de tocar.
Este es el reconocimiento a lo que estos dos sujetos hicieron, no repara nuestro dolor, no repara la ausencia de Fátima que nos acompaña todos y cada uno de los días de nuestra vida, pero sí nos da la confianza de saber que podemos alzar la voz en su nombre y que con ese alzar la voz vamos a defender a otras pequeñas y a otros pequeños que no están siendo defendidos.
Sonia López, 30 de abril 2025.

Fabiola Arellano Jiménez brinda acompañamientos en Terapéutica Colectiva, colabora con La Lleca Colectiva brindando acompañamientos a personas en contextos complejos (penitenciarias y okupas), es docente, psicoterapeuta independiente, mamá de mini Cookie Monster come libros, compañera de un loco amante de los perros y de un gato llamado Fiasco.


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