Por Rosa Borrás.
El arte es una esencia, un centro. Estoy interesada en resolver un factor desconocido del arte y un factor desconocido de la vida. Mi vida y el arte no han sido separados. Han estado siempre juntos.1
Descubrir el trabajo de Eva fue un gran hallazgo. Yo estudiaba pintura en un colegio de arte en Estados Unidos, era muy joven y tenía muchas inquietudes respecto al arte y sus formas. Me gustaban los círculos (aún me gustan), me gustaba el blanco sobre el blanco (sigo cautivada por la sutileza de este juego), y el papel como soporte para mi trabajo me había conquistado ya para siempre. Sin embargo, dudaba. ¿Cómo justificar ante mis profesores y compañeros todos estos gustos, estos placeres formales tan sutiles, cuando ya lo que prevalecía era el arte neo-figurativo e hiperrealista? El trabajo de Eva le dio sentido al mío.
Eva desarrolló su trabajo en un periodo de transición entre el expresionismo abstracto y el posmodernismo y que era principalmente liderado por personajes del sexo masculino. Esta circunstancia propició, como tantas otras veces ha sucedido en la historia del arte, que se hablara más de la vida de Eva y de sus relaciones personales que de su trabajo artístico. Indudablemente, la vida de Eva fue muy interesante. Nació en Hamburgo, Alemania, en 1936 y sus padres eran judíos. En 1938, cuando tenía dos años de edad, ella y su hermana mayor fueron enviadas por sus padres a Holanda, para salvarlas de la persecución nazi. Ambas permanecieron varios meses en un hospicio católico para niños, hasta que sus padres pudieron escapar para ir a buscarlas y mudarse temporalmente a Londres. Finalmente en 1939 se establecieron en Nueva York, con la ayuda de algunos familiares.
El padre de Eva, abogado de profesión y ocasionalmente vendedor de seguros, documentaba la vida y el desarrollo de sus hijas en cuadernos dedicados a cada una de ellas. Esta acción tuvo una gran influencia en Eva, que empezó a escribir sus propios diarios en la adolescencia y por el resto de su vida. En ellos refleja toda la angustia del exilio, de la adaptación de la familia a su nueva tierra y del suicidio de su madre, en 1946, cuando Eva era aún una niña. Más tarde eran un espacio de reflexión íntima, privada, sobre su trabajo y su vida.
Desde muy pequeña, Eva mostró su inclinación y aptitud para el arte, así que ingresó a la Escuela de Artes industriales para estudiar la preparatoria. Al graduarse, intentó estudiar en el Instituto Pratt, donde estuvo poco tiempo pues el programa de estudios no le satisfizo. Decidió entonces entrar a Copper Union, donde estuvo dos años, y finalmente obtuvo la licenciatura en la Universidad de Yale. Todos estos cambios se debían a que Eva era una estudiante exigente, que cuestionaba los sistemas y los métodos de enseñanza y tenía muy claro qué quería de las instituciones a las que asistía.
Eva empezó a desarrollar su lenguaje plástico muy pronto, y aunque disfrutaba dibujar y pintar –era buena en ambas formas de expresión- eligió la escultura como su principal disciplina. Al principio, sus esculturas eran una especie de pintura tridimensional, pero poco a poco fue liberándolas del plano pictórico para proporcionarles un espacio independiente y convertirlas en objetos escultóricos. Empezó a experimentar con materiales poco tradicionales desde el principio: cordeles, objetos de madera, pegamento, acrílicos, piezas de metal que ensamblaba, pegaba o vertía para invadir los espacios que las circundaban. Más adelante usó fibra de vidrio, látex y otros materiales polímeros y plásticos.
Las esculturas de Eva son artificiales y orgánicas a la vez, lo que para mí las hace totalmente enigmáticas. Muchas veces sus piezas interrumpen el espacio cotidiano con una violencia poética tan contundente que me hace, de golpe, consciente del sitio que ocupo. Eva no pretendía hacer objetos bellos, sino conmovedores.
En 1961 Eva contrajo matrimonio con el escultor neoyorkino Tom Doyle, con el que participó en exposiciones colectivas en Estados Unidos y Alemania. Compartieron amigos, discutieron sus ideas sobre arte y trabajaron en el mismo espacio. Sin embargo, el carácter dominante de Tom y su relación con una amante hizo que en 1966 se separaran definitivamente. Eva adquirió durante estos años muchas amistades importantes, tanto en el aspecto profesional como emocional, que la acompañarían hasta el final de sus días.
Eva empezó a usar polímeros, esmaltes, fibra de vidrio y latex a partir de 1965. Experimentó nuevas formas y empezó a trabajar consistentemente con los conceptos de ritmo y repetición en esa época. Esta manera de conceptualizar su trabajo, así como sus métodos de producción, la acercan al Minimalismo, aunque el trabajo de Eva no es puramente minimalista. En noviembre de 1968 manifestó los primeros síntomas de enfermedad, y en 1969 le diagnostican un tumor cerebral que acabó con su vida en 1970, cuando Eva tenía 34 años.
A pesar de haber vivido tan poco tiempo, Eva dejó un importante cuerpo de obra: entre 1965 y su muerte, realizó alrededor de 70 esculturas y cientos de dibujos. Esto le aseguró un lugar firme en la historia del arte contemporáneo. Pero, más allá del reconocimiento, lo que importa es la fuerza de las propuestas creativas que nos dejó, la tenacidad con la que produjo día con día, a pesar de los contratiempos que enfrentó tanto como mujer en un mundo dominado por hombres, como posteriormente con su enfermedad. Eva trabajó hasta el último día que le fue posible.
Cito aquí un maravilloso párrafo del libro de Lucy Lippard, en traducción mía: “Ningún otro artista ha invertido tanto tiempo y trabajo en un medio que se sabe no permanente. Mientras escribo esto, por lo menos tres piezas ya se han desintegrado. ‘No estoy segura cuál es mi postura al respecto’ dijo Eva en 1970. ‘En este momento me siento un poco culpable cuando la gente quiere adquirirlas. Yo creo que la gente lo sabe, pero quiero escribirles una carta y decirles que no van a durar. Me causa conflicto. Porque una parte de mi piensa que es superfluo, que si necesito usar goma (rubber) eso es más importante. La vida no es permanente, el arte no es permanente, no importa. Quizá es un pretexto.’ Fue un pretexto, en cierta forma: la de rendirse al absurdo último.” 2
Eva es una de mis mujeres favoritas porque comparto su forma de entender el arte como inseparable de su (mi) vida, y porque sé que nada es permanente.
Si les interesa saber más sobre la vida y obra de Eva Hesse, les recomiendo que lean el libro Eva Hesse, de Lucy Lippard, (Da Cappo Press, EEUU, 1992) de donde he tomado la mayor parte de la información para este artículo.
También encontrarán muchas imágenes e información sobre Eva Hesse en las siguientes páginas en internet:
http://www.artsjournal.com/artopia/2006/05/eva_hesse.html
http://www.hauserwirth.com/artists/34/eva-hesse/images-clips/
http://blog.dedalo.mx/2011/04/el-arte-de-eva-hesse.html
http://omstreifer.wordpress.com/2012/01/12/eva-hesse-the-total-absurdity-of-life/
1) Eva Hesse, por Lucy Lippard. Da Cappo Press, EEUU, 1992. Pág. 5
2) ibid p. 210
Esas negritas verdaderamente molestan y estorban el fluir de la lectura. Ya no las pongan, por favor, son excesivas
Hola Caterina:
Las negritas las colocamos para evitar que se pierda la lectura. Sabemos que tenemos lectores que leen en pantalla sin ninguna dificultad, pero también tenemos lectores no tan avezados y que en ocasiones se pierden al leer en la computadora, por ello y como una guía, es que las colocamos.
Agradecemos tus comentarios y los tomaremos en cuenta, ya sea para disminuir las negritas o para uniformarlas.
Te mandamos un abrazo y gracias por leernos.
Óscar Alarcón
Director de Neotraba
Caterina, gracias por tu comentario. Trabajaremos en la cuestión de las negritas. Y gracias por la respuesta, sr. director 😉
¡¡De nada!!
Estamos para servirles.
Me interesa información que tengas sobre Eva Hesse, o reflexiones propias en este sentido.
Escribo actualmente sobre ella. Puedes leer acerca de esto en dgraub.blogspot.com.
Te agradezco cualquier añadido y comentarios que puedas aportar.
Hola David, lamento mucho ver hasta hoy, 14 de diciembre del 2015, tu comentario. He dado una visita a tus blogs y son muy interesantes. Eva hesse fue una gran artista y vale la pena cualquier cosa que podamos leer al respecto de su trabajo.
Te dejo mi email por si quieres contactar, aunque no soy especialista en ella, podemos platicar si aun estás interesado. Mil disculpas por el gran retraso en contestar. rosaborras09@gmail.com
Saludos desde Puebla.