Esperar recargado en una camioneta blanca
Carlos Bortoni escribe sobre cómo mantenerse recargado en una camioneta blanca. ¿Para qué? Lean la provocación.
Carlos Bortoni escribe sobre cómo mantenerse recargado en una camioneta blanca. ¿Para qué? Lean la provocación.
Por Carlos Bortoni
Ciudad de México, 7 de enero de 2025 (Neotraba)
Faltaban no más de quince minutos para que abrieran las puertas. La mayoría de los padres, madres, abuelas y abuelos que esperaban poder entrar y recoger a sus hijos, lo hacían amontonados frente a ellas, garantizando que serían los primeros en pasar, que ganarían unos cuantos segundos, y le arruinarían el día antes a sus hijos antes que el resto de las madres, padres, abuelos y abuelas. Yo esperaba a lo lejos, recargado en una camioneta blanca que había ocupado el cajón de estacionamiento que estaba frente a la puerta y que, sin estar encima de ella, permitía ver cuando la abrieran. Alcancé a ver cuándo la dueña de la camioneta, mientras esperaba entre las huestes que se amontonaban frente a la puerta, se dio cuenta de que había alguien recargado en su implacable camioneta. Verla viéndome y escuchar la alarma de su coche sonar, fueron una y la misma cosa. Me mantuve impávido, inquebrantable. Todos voltearon a ver su camioneta. Ella apagó la alarma. La puerta de la escuela no se abría. No me moví de dónde estaba. Volvió a activar la alarma. Volví a mantenerme inalterable. Volvieron a voltear. La puerta siguió sin abrirse. Volvió a apagar la alarma de su camioneta. La dinámica se repitió un par de veces más. La puerta terminó por abrirse. Los padres, madres, abuelas y abuelos entraron tan rápido como pudieron. Me quede recargado un rato más en la camioneta blanca, dejando que todos entraran. Luego camine hacia la puerta.