Por Gilberto González.
Finalmente echaron al Joaquín del Olmo para beneplácito de los Pumas, pero ¿la solución es Mario Carrillo? Las cosas pintan muy negras para este equipo de futbol, lo mismo que para el país. Se ha consolidado el regreso del PRI a la presidencia. ¿cuántas muertes, liderazgos fallidos, genocidios, palabras postergadas, crisis económicas; costó la salida de esta dictadura? Bastó una gran cantidad de dinero para construir el camino, para que esto se depositara al bote de basura.
Hoy no voy hablar más de futbol porque no me da la gana, porque hay cosas que pasan en mi país que son mucho más importantes. Los estudiantes están en las calles, quizás sin un rumbo claro, pero con demandas válidas que si se cumplen podrán abonar a la construcción de una mejor Nación. Hoy como hace seis años estamos en el mismo lugar, con una alza de precios en los productos básicos, con una campaña megalómana del presidente, con diputados y senadores que hipotecarán el futuro del país.
La posibilidad de construir otra forma de mirar las cosas se está reduciendo, nos hemos inventado un mundo homogéneo determinado por los interese del mercado. Pensar, investigar, crear, imaginar, en estos tiempos, tiene que pasar por una validación, una certificación y una evaluación que seguro otorgará en Banco Mundial. ¿Algún investigador categoría x, inscrito a cualquier institución que otorgue becas o bien un escritor que haya ganado el premio Rintintin ha planteado una voz de ruptura? Nos hemos institucionalizado, pensamos en una evolución sin armas- lo cual está bien- sin líderes, en la posibilidad de ser exitosos, emprendedores, competentes como ciudadanos y trabajadores, -gracias a nuestro gran sistema educativo- y eso sí muy, muy revolucionarios institucionales.
Mientras todo esto pasa voy a mandar esta columna a cualquier institución evaluadora para que certifique todas estas palabras.
Hoy el silencio se ha convertido en una forma de resistir. Dijeran los adictos, sólo por hoy.