Por Marina Gavito
La realidad suele ser demasiado abrumadora cuando logras percibirla ¿me equivoco? Pensemos que un día despertamos y nos hacemos conscientes de la inmundicia en que la humanidad se ha sumergido, que en realidad el mundo en este siglo no ha cambiado mucho de actitud. Uno de los pocos géneros que se atrevido a poner en tela de juico la manera en cómo nos desarrollamos en la esfera azul es la ciencia ficción.
Y ahora les presento un par de películas que después de verlas te dejan con la sensación de que algo no está bien, que no se ha avanzado tanto como creíamos; una de ellas tiene más de 70 años, la otra, aunque es un poco más reciente, también tiene el mismo efecto.
¿Acaso no nos damos cuenta de que vamos hacia un precipicio? ¿No estamos viendo como se vuelven realidad los temores presentados en ellas?
Metrópolis. Fritz Lang. Alemania, (1927)
Un clásico del cine en blanco y negro; la estética de la película corresponde al futurismo y su temática a la opresión de las clases. El joven Freder hijo de un poderoso industrial vive en un mundo idílico, perfecto en donde el dolor y el sufrimiento no existen.
Un día descubre que bajos su pies hay una ciudad que de obreros que viven ocultos y son víctimas de la explotación. Estos obreros encontrarán en María a su mesías, una mujer que es pura y los convocará a la rebelión. Para evitar que los obreros y María consigan su objetivo, una máquina es la encargada de sabotearlos y de poner en grave peligro la revuelta. Es aquí donde el tema de la maquinización y la pérdida del alma se hacen presentes. Las máquinas nos roban nuestra esencia humana: ese es el tema principal, ahora voltee y vea cuantas máquinas lo rodean.
Soylent Green (Cuando el destino nos alcance). Richard Fleischer. Estados Unidos, (1973)
Aunque esta película tiene un pésimo título en español, está basada la novela Make Room! Make Room! (1966) de Harry Harrison. Pensemos el calentamiento global parece cosa reciente, es decir de esta década, pero no es así, desde antes se veía venir. ¿Qué pasará cuando llegue ese trágico día en que el mar suba y el calor nos abrase y la vida se comience a extinguir? La respuesta fue filmada y ubicada en el año 2022, que en ese entonces parecía lejano e imposible; Nueva York sucumbe ante la falta de alimentos, la población de la ciudad es de cuarenta millones de habitantes, y obviamente no hay espacio para todos. Los recursos naturales se acabaron y la fuente de alimentación son unas tablillas rojas y amarillas con los nutrientes necesarios producidos por la compañía Soylent, la cual recientemente ha lanzado al mercado Soylent Green.
Robert Thorn (Charlton Heston sí el que hemos conocido semana santa tras semana santa como: Ben Hur) es un policía que se encargará de investigar el asesinato de uno de los dueños de la compañía Soylent, el cual vive cómodamente alejado de la pobreza y miseria de los demás habitantes de Nueva York. Las peripecias de Robert lo llevarán a descubrir el origen del Soylent Green gracias a su amigo “Sol” Roth (Edward G. Robinson) y el real estado del planeta moribundo.
¿Estarías dispuesto a pagar cientos de dólares por una manzana? ¿Te agradaría tener que comer tablillas insípidas y vivir un calor extremo todos los días?
Datos curiosos:
El Soylent Green de la película se menciona en la serie Futurama, ambientada en el año 3000 en donde se hace referencia en varios capítulos a diversos productos alimenticios a base de Soylent, como la Soylent cola; y en uno de los capítulos de la serie Los Simpson, el Abuelo intenta suicidarse en el Die-Pod, ahí se parodia la muerte del amigo del detective que descubre el secreto del Soylen.