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Portada de Vivir en el cuerpo equivocado de Juan Pablo Proal
Portada de Vivir en el cuerpo equivocado de Juan Pablo Proal

 

Por Óscar Alarcón (Twitter: @metaoscar)

24 de abril de 2017

 

El lunes 24 de abril de 2017 se llevó a cabo la Jornada “Let’s be just one” en la preparatoria Emiliano Zapata, la jornada se realizó como parte de un proyecto que busca prevenir la violencia de género en los adolescentes mediante la identificación de estereotipos y roles de género. La Jornada es el resultado de una iniciativa totalmente realizada por estudiantes.

Se desarrollaron 9 talleres y 7 conferencias que impactaron a 720 alumnos; cabe señalar que esta actividad se desarrolló como resultado de la participación de los alumnos de la Zapata en “Jóvenes en acción: Mexico Youth Leadership Program-2016”.

En este marco tuvo lugar una charla con el escritor Juan Pablo Proal (Puebla, 1983), autor del libro Vivir en el cuerpo equivocado (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2013), investigación periodística que aborda temas de transexualidad, transgénero y travestismo en México.

 

Logo del programa Lets be just one, de los alumnos de la prepa Zapata BUAP.
Logo del programa Lets be just one, de los alumnos de la prepa Zapata BUAP.

 

 

Óscar Alarcón. En la mañana leía con algunos alumnos tu libro Vivir en el cuerpo equivocado y nos surgieron algunas dudas, como la diferencia entre transexualidad y el transgénero, nos podrías platicar sobre estas diferencias.

Juan Pablo Proal. Este libro surge como una necesidad de escribir. Entré al periodismo porque me gustaba escribir y ahora he tomado unas vacaciones de él porque necesito escribir otras cosas.

Justo una de mis grandes inconformidades con el periodismo ha sido que, en lo general, retrata a todos menos a nosotros como sociedad. Concentra historias de la clase política, de economía, de números, de deportes, de grandes figuras de la cultura pero nosotros como sociedad no estamos ahí.

Por algo las redes sociales y las nuevas tecnologías terminaron de sepultar a los medios de comunicación de masas, porque no somos masas ni ustedes ni nosotros, somos individuos a los que la oferta informativa rara vez nos toca.

Este libro se deriva de escribir un reportaje —más o menos en 2008— después de recibir un boletín de prensa en mi correo electrónico, que hablaba sobre el poder económico —que ha ido en ascenso— del poder gay.

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de entrevistar al presidente de la asociación mexicana de empresarios gay, es muy interesante el proyecto porque ellos se dedican a luchar porque no haya discriminación en las empresas desde la contratación hasta el crecimiento y el desarrollo.

Un amigo —que ubico y que alguno de ustedes conocerá y si no les recomiendo ampliamente buscar su trabajo, se llama Juan Jacobo Hernández— es de los pioneros del movimiento gay en México. Es un hombre septuagenario y además es una de las personas que más ha investigado y mejor archivo tiene. El Colectivo Sol —se llama el colectivo que dirige— es uno de los más antiguos en México.

Le dije a Juan Jacobo que tenía muchas ganas de escribir sobre el tema y él me dijo “no, Juan Pablo, hay muchísimo de esto, hay tesis, reportajes, está sobrado. Lo que no hay es de transexuales”.

Y en efecto, me puse a buscar información y noté justo que había un montón de información médica, incluso uno que otro reportaje medio escandaloso del National Geographic, Tabú o Transexuales o ese tipo de programas, tratado de manera un poco escandalosa y no tan profunda, era lo más cercano que había.

No había mucha información periodística, si acaso una que otra nota informativa policíaca que abordaba de manera efímera un suicidio o un asesinato. Hasta ese entonces sólo había un estudio en la materia.

El Colectivo Letra S había hecho una especie de recuento de asesinatos de casos por homofobia, que incluía casos de trans. Y además el doctor Juan Luis Álvarez-Gayou, del Instituto Mexicano de Sexualidad, tiene un libro al respecto pero es médico.

No me quiero salir por la tangente para contestar la pregunta pero justo ese libro habla de todo el asunto médico. Hay un amplio espectro de diferencia entre un travesti y un transgénero, un transexual, un intersexual y debe de haber uno 7 u 8 términos en los que varía.

Por ejemplo, el travesti por lo regular sólo se viste y por lo regular puede que sólo sea un fetiche, un disfraz, un gusto o puede ser permanente. Tal vez me equivoque, pero casi estoy seguro que es así.

El transgénero es aquel que siguió todo el proceso hormonal, de cirugías, que eliminó por completo todo el aparato reproductor que no se satisfacía y ya hizo toda la transición.

Y el transexual es aquel que aún conserva el aparato reproductor pero ya hizo toda la transición psicológica, humana, etcétera.

Vivir en el cuerpo equivocado aborda el tema desde cinco perspectivas, una de ellas es la perspectiva de la discriminación en todos los aspectos: laboral, social, hay casos inverosímiles en donde no han dejado entrar al baño de un Sanborns a alguien porque no era el baño de niñas o de niños, dependiendo.

Gente que del CONACyT fueron expulsados por hacer la transición. Y digamos, la espiral de discriminación va en ascenso a escala hasta llegar a asesinatos.

Hay una chica que la amarraron a la batea de una camioneta —todo Tlalpan— a alta velocidad y así la mataron. Una chica a la que lapidaron y un montón de casos que hablan de este odio fuerte. Otro capítulo habla justo del tema médico ilegal.

La investigación es de 2010 y soy enemigo de actualizar los libros periodísticos, es como querer meterse a actualizar un periódico de hace 10 años, refleja lo que ocurría en esa fecha, en esa portada y nada más. Cualquier agregado es simplemente mentir o fallar a la verdad.

Ese libro refleja en 2010 cuál era el panorama legal, cuál era el panorama social que hasta donde sé ha variado muy poquito, si acaso hay ciertos triunfos en la Ciudad de México y aún sigue habiendo un montón de asesinatos, sigue habiendo un montón de odio.

Es un tema que si acaso ha interesado poco a poco a la sociedad, entre periodistas, escritores, cineastas, empieza a tratarse más. Esa es una buena noticia porque se empieza a hacer público y eso quiere decir que en algunos años, con este tipo de esfuerzos, se logrará vencer la desinformación.

Es un libro que refleja la parte legal en ese entonces, la parte médica, entrevisté a cirujanos, a gente que hizo toda la transición. También habla del amor, de personas que se aman y llegan a ser pareja y a quererse. Habla de los travestis y transexuales más famosos de México, de Francis, de Xóchitl, de muchos históricos que tuvieron un papel muy importante. Habla de muchos perfiles de gente que la ha librado, que no ha estado fácil.

Quien quiera leerlo puede descargarlo gratuitamente en mi sitio http://www.juanpabloproal.com/ ahí viene el texto íntegro.

 

ÓA. En el libro se relata cómo la diferencia entre una operación de nalgas bien realizada y una mala cirugía puede ser 500 mil pesos, por eso hay “transexuales de primera y transexuales de segunda” de manera terrible. ¿Qué pasa con los implantes usados y la gente que los reutiliza?

JPP. Al ser un proceso tiene sus etapas. Hay que dejar en claro un aspecto que llama mucho la atención: los hombres que hacen la transición a mujer, en su gran mayoría, busca parecerse a todas estas figuras esculturales del canon estético, tipo Maribel Guardia o Lorena Herrera.

Se busca un cuerpo, eso está bien para discutirlo, cuál es el canon de lo femenino y qué no. Pero lo cierto es que hay una búsqueda de un gran sector de los hombres que hacen la transición —es decir de las mujeres transexuales— que anhelan profundamente tener un cuerpazo y lucir bellísimas dependiendo de los cánones foráneos, y eso cuesta mucho dinero y además el Estado no lo paga.

La disforia de género —que se puede abordar desde muchos aspectos— desde el aspecto médico debía de ser obligación del gobierno apoyar psicológicamente, como con hormonas, a quienes cumplan con el proceso idóneo.

Porque también ha habido casos de gente que no cumple la transición y en un arranque de obsesión o de impulso quiere cambiarse de género y se han arrepentido. Por algo la ciencia recomienda que sean equipos multidisciplinarios quienes acompañen el proceso: psicólogos, antropólogos, cirujanos, médicos, endocrinólogos porque es bastante complejo el asunto de la transición.

Imagínense a una mujer transexual, qué empresa la va a contratar, por lo general trabajan en estéticas, imitando a un artista, shows y alguna que otra excepción logra incrustarse al mundo laboral pero realmente no tiene ingresos suficientes para pagarse cirugías carísimas.

Además son decenas de cirugías: la de la manzana de Adán, rostro, senos, etcétera. Son muchas, entre 10 y 15 cirugías. Imagínense el gastadero de dinero y ocurre que muchas en este afán de querer lucir bonitas, ser aceptadas, recurren al mercado negro de los implantes, que puede ser inyectarse aceites de coches, aceites comestibles, implantes de segunda mano, que muchas veces derivan en infecciones muy graves.

Muchísimas trans han muerto en este proceso. Desde ahí vemos lo difícil que la pueden pasar porque creo que una de las batallas, al menos en esta materia, sería justo que el Estado lo proveyera, sería justo que lo tratase para que no sea justo que haya trans de primera y de segunda.

 

 

Lo curioso es que sigue habiendo ese esquema tan jodido de estos tiempos de gustarnos por el físico y finalmente gran parte de la tragedia, no sólo de los trans sino de todos nosotros es esa: tomar tanta importancia a unos cánones que son absurdos.

 

 

Es querer lograr una belleza tipo Starbucks o Vips, muy estándar, querer tener una belleza de franquicia que puede resultar muy cara.

 

ÓA. En Puebla es muy raro que los transexuales sean aceptados, me llama la atención lo que mencionas sobre CONACyT, sobre Televisa, ¿es esta discriminación lo que hace que los transexuales recurran a la prostitución? Hay cerca de 3 mil transexuales prostituyéndose en el Distrito Federal.

JPP. Si revisas el porcentaje de población que existe y el que ejerce la prostitución es altísimo. Yo me atrevería a decir que ronda un aproximado de 25 o 30% si no es que más.

Ahora también hay que decir que las mujeres que hacen la transición a hombre no la pasan tan mal, por decirlo eufemísticamente. Logran tener una apariencia masculina, que es más creíble —por usar una palabra.

Una mujer que toma hormonas puede lograr tener barba, desaparecer senos y puede parecer hombre de una manera más fácil que viceversa. Por ello no llegan a tener tantos problemas en el mercado laboral pero sí los tienen.

Uno de ellos es que tu INE diga que eres Pedro Rodríguez pero no parezcas Pedro Rodríguez, ahí empieza a haber un montón de problemas. Hay estados en donde no existe ni siquiera el derecho a este cambio de identidad. Mucha gente tiene que mudarse al D. F. para hacer antigüedad de vivienda, tener sus documentos y hacer la transición.

Es decir, es un caos que finalmente —lo más impactante para mí— es que tiene su origen en algo antiquísimo: ahí está Hermafrodita, las menciones en la literatura abundan. Incluso la teoría creacionista. “¿Dios es macho o hembra?” como preguntaba Unamuno.

Es una dualidad que existe en la cultura y es antiquísima y cada vez la ciencia nos da más pruebas de que justamente se trata de un asunto médico, un asunto biológico y cómo un asunto médico biológico puede atraer un caos social.

Eso es lo impactante, que un tema de índole científico puede provocar un shock social tan fuerte que derive en homicidios, en odios, en que los gobiernos ni siquiera se atrevan.

Es fecha que a los mismos políticos les da pavor tocar estos temas. Ahí vemos al imbécil de Andrés Manuel López Obrador diciendo que va a someter a consulta el matrimonio igualitario, ¿por qué un derecho se tiene que someter a consulta? Incluso ellos que se dicen los representantes más progresistas son unos conservadores de clóset.

No hay un gobernador, un presidente municipal que se atreva a decir “soy gay”, o viceversa. Ha habido casos, como la diputada del PRD Enoé Uranga, ahorita está una chica trans en la Cuauhtémoc también del PRD, hay ciertos casos.

 

 

A la gran mayoría de funcionarios públicos le da pavor salir del clóset. Y a quien le da pavor salir del clóset le va a dar pavor defender los derechos políticos de sus ciudadanos.

 

 

Desde ahí vemos cómo sigue siendo un tema en donde la peor parte se la llevan los transexuales, porque todavía va en progreso el entendimiento a la homosexualidad pero a la transexualidad temo decir que está lejísimos. Los siguen viendo como bichos raros que merecen un divertimento, que imiten a Laura León y que nos riamos de ellos. ¡Pues no! Tienen derecho a que las empresas las contraten, deberían de tener derecho a una vida igualitaria.

 

 

Al término de la presentación de Vivir en el cuerpo equivocado de Juan Pablo Proal, en la prepa Zapata. Imagen tomada del Facebook de Let's be just one.
Al término de la presentación de Vivir en el cuerpo equivocado de Juan Pablo Proal, en la prepa Zapata. Imagen tomada del Facebook de Let’s be just one.

 

 

ÓA. Y hablamos no sólo de una situación tan cotidiana como ir al baño, sino también de cómo son juzgados legalmente hablando. En el libro mencionas un caso de una chica trans que es juzgada pero que va al reclusorio de hombres. ¿Por qué se tiene la idea que la transexualidad es un pecado o un delito?

JPP. Si uno no tiene acceso a un trabajo, la gran mayoría tiene que recurrir al trabajo sexual y el trabajo sexual es muy duro. Hay sospechas de que hay un asesino serial suelto, hay ciertas características de asesinatos a transexuales, hay mucha violencia, muchísimas drogas y esa es la antesala de la cárcel.

Muchísimas trans acaban en la cárcel porque además la policía se pone de acuerdo con clientes para extorsionarlas.

La policía está cachando a quiénes contratan los servicios y ya que se van del hotel o van saliendo, llega la policía y les dice “oye estabas con una trabajadora, tenemos fotos” y si bien no es un delito, la policía se las arregla para extorsionar también a la trabajadora sexual y es un peligro en todos los sentidos: de salud, a su integridad, temor de pasar la noche en la cárcel y luego imagínense a una mujer trans en una cárcel mexicana.

¿Qué posibilidades hay de que construya un porvenir? Bastante nulas. Justo creo que la batalla va a ser larga y tiene que ser con educación, con cine, con literatura, con investigación, con documentales.

Creo que en la manera en que informemos, creo que en la manera en que este tema esté tocado en la cultura popular, la manera en la que lo hagamos más visible y lo expliquemos mejor, creo que en esa medida… Finalmente tampoco hay que ser tan fatalistas porque la comunidad gay ha ganado un montón de batallas, me atrevo a decir que es ejemplo de muchos movimientos sociales de causas ganadas.

Hace 40 años ni siquiera en la Ciudad de México se permitía que se diesen la mano. Los gays tenían que ligarse con ciertos códigos, se ponían paliacates de cierto color, listones de otro, no salían de sus cuatro paredes. Y aún en sus cuatro paredes, la policía los allanaba y se los llevaba. Hay muchas anécdotas en la cultura popular sobre ello.

 

 

Creo que con el tema trans va a terminar pasando pero la bronca es que son procesos muy lentos y en el camino se está derramando mucha sangre, creo que es urgente que le echemos ganas a difundir y educar. Lo concibo como que es un problema de desinformación, de prejuicios, que esos se quitan con letras.

 

 

ÓA. A propósito de los prejuicios, le pregunto al público, qué harían ustedes si de pronto entran a la habitación de su papá y lo descubren vestido como mujer. A veces el discurso se presenta como “sí, el respeto, la tolerancia pero que no me toque a mí, que no se me acerque”, porque también se da mucho que se cree que por el hecho de ser homosexual o transexual o transgénero me va a acosar de manera inmediata. El travestismo también es señalado por una sociedad tan mocha como la nuestra.

JPP. En el caso del travesti que se menciona en el libro, la hija le dejó de hablar. Ella se llamaba Gina Furlong —ya murió— quien fundó Crisálida, que es un grupo de apoyo para travestis heterosexuales. Su hija le dejó de hablar.

 

 

Casi todos los travestis tienen bronca con los hijos porque tienen mucha resistencia a aceptar el travestismo de sus papás. Y por otro lado, en el caso de un transexual, los papás llegan a ser los más intolerantes y las mamás las más comprensivas.

 

 

No lo saco de ninguna estadística, el trabajo de campo me lo hizo ver. Con quienes más broncas tenían era con los papás o con sus hijos, y a su vez las mamás llegaban a ser las más empáticas con el tema.

 

ÓA. En temas más amables, mucha gente tiene la idea errónea de que entre transexuales, transgénero u homosexuales no puede haber amor, ¿tú notaste que hay una forma distinta de vivir el amor entre las personas que pertenecen a estas comunidades?

JPP. Había el caso de una pareja, eran una mujer que biológicamente había nacido hombre y una mujer que había hecho la transición a hombre y no podían tener ningún tipo de relación.

 

 

Porque ella ya no tenía pene y él tampoco vagina, era un asunto atípico y muy bonita relación porque decían que tenían el resto de la piel para amarse, porque los órganos sexuales eran muy poca cosa.

 

 

Hay casos de parejas trans funcionales —por usar una palabra— pero son las menos. Si les cuesta trabajo tener empleo, imagínense el trabajo que les cuesta tener pareja. Si a quienes tenemos una vida medianamente normal nos cuesta, y más con los años, imagínense siendo transexual, quién te va a aceptar, quién va a ir corriendo entusiasmado a presentarte con sus papás, “oye quiero presentarte en una comida familiar, ven”. Es una bronca.

Muchos tienen pareja en lo hiper, hiper privado que también termina siendo una situación que rompe a las parejas porque si uno de ellos está en la relación con pena, finalmente el otro lo reciente y fracasa el asunto.

Que organicen este foro ya es un ejemplo de estar activamente en la sociedad, los felicito por su asistencia e iniciativa. Creo que justo va hacia allá.

 

Alumnos de la prepa Zapata que organizaron Lets be just one
Alumnos de la prepa Zapata que organizaron Lets be just one
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