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Billie Holiday. Imagen cortesía de Rosa Borrás.
Billie Holiday. Imagen cortesía de Rosa Borrás.

Por Rosa Borrás.

Billie Holiday es mi cantante favorita. Lo ha sido desde hace mucho tiempo. Sin embargo, nunca había leído nada sobre su vida sino hasta hace unas semanas, cuando en un diario digital publicaron un artículo conmemorando su aniversario luctuoso.

Billie en realidad se llamaba Eleanora Fagan. Nació el 7 de abril en 1915 Philadelphia, Pennsylvania. Su nacimiento fue en sí mismo un drama: su madre, Sarah Julia (a la que apodaban Sadie) tenía 13 años; su padre, Clarence Halliday (músico), tenía 15. A Sadie la echaron de su casa sus padres, por quedar embarazada, así que tuvo que buscar refugio con su media hermana mayor,  que vivía en Baltimore.

La infancia de Billie fue muy complicada, pues pasó gran parte de esta etapa sola, bajo el cuidado de su tía mientras su madre trabajaba en el ferrocarril atendiendo a los pasajeros. Billie faltaba a clase con frecuencia y, antes de los 10 años, fue llevada a la corte juvenil por faltista. Para solucionar este problema, fue enviada a una escuela-reformatorio católico. Después de 9 meses de estar allí, la dejaron salir para vivir de nuevo con su madre. Billie confesó entonces que había sido violada a los 10 años. A los 11, abandonó definitivamente sus estudios.

A principios de 1929 Billie y su madre se instalaron en Harlem, en una casa cuya dueña era también propietaria de un burdel. Sadie empezó a trabajar allí como prostituta y poco después Billie,  que aun no cumplia los 14 años, hizo lo mismo. En mayo hubo una redada y cerraron el burdel, las mujeres fueron enviadas a prisión. En octubre de ese mismo año liberaron a Sadie y Billie.

Fue entonces cuando Billie empezó a trabajar en bares, y una noche la dejaron cantar. Allí empezó su carrera, bajo el seudónimo de Billie Holiday, mostrando su admiración por una actriz (Billie Dove) y por su padre (Clarence Halliday). En 1933 un productor musical la presentó con el músico Benny Goodman, con quien grabó un par de canciones. Billie se presentó en muchos bares y centros nocturnos a partir de entonces, pues su voz y estilo cautivaban por completo al público.

A pesar de su éxito como cantante, Billie era sujeto de la tremenda discriminación racial que se vivía en Estados Unidos en esa época, y con frecuencia recibía ataques por ser una cantante negra. Los dueños de los establecimientos donde se presentaba con sus bandas la hacían entrar y salir por la puerta trasera o la de la cocina, y no le permitían estar en el escenario, como a las cantantes blancas, mientras esperaba su turno para cantar. En los hoteles que se hospedaba durante sus giras la hacían utilizar los elevadores de carga y de servicio, nunca los mismos que usaban los huéspedes blancos.

En 1939 cantó por primera vez una canción que se convirtió en una especie de ícono musical, y que identifica a Billie Holiday aun ahora: Strange fruit. Este es un poema, convertido en canción, que habla del racismo imperante en el país vecino hasta los años sesentas. El autor fue  Abel Meeropol, profesor de preparatoria, de origen judío que vivía en el Bronx y que, horrorizado por los linchamientos, hizo este poema como protesta.

Southern trees bear a strange fruit,

 (Blood on the leaves and blood at the root,)
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,
(The bulging eyes and the twisted mouth,)
Scent of magnolias, sweet and fresh,
(Then the sudden smell of burning flesh.)

Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop.

*

Los árboles sureños cargan una extraña fruta

(Sangre en las hojas y sangre en la raíz,)

Cuerpos negros oscilando en la brisa del sur,

Fruta extraña colgando de los álamos.

 

Escena pastoral del elegante sur,

(Los ojos hinchados y la boca torcida,)

Olor de magnolias, fresco y dulce,

(Y el olor repentino de la carne quemada.)

 

He aquí la fruta para los cuervos,

Para que la sorba el viento, para arrugarse bajo la lluvia,

Para podrirse al sol, para caer de los árboles,

He aquí una extraña y amarga cosecha.

La vida de Billie continuó siendo caótica y complicada. Se volvió alcohólica y adicta a la heroína, estuvo encarcelada un par de veces más, cayó en banca rota y finalmente, murió por complicaciones de cirrosis hepática a los 44 años, el 17 de julio de 1959.

No quiero precisar detalles de los últimos años de vida y carrera de Billie en este texto, porque esos pueden leerlos en otros sitios. Más bien quiero hacer un breve y modesto homenaje a esta gran cantante, a esta mujer que fue víctima de violencia y abusos físicos y emocionales; víctima del racismo y la intolerancia de su tiempo (y que sigue existiendo tanto en EEUU como en México y otros países); víctima de un sistema basado en la intolerancia. Strange fruit representa la primera canción de protesta por la situación de los negros en la historia de Estados Unidos, y yo admiro a Billie por su gran valentía al atreverse a interpretarla y enfrentar a las autoridades con ésta acción.

Billie Holiday es una de mis mujeres favoritas porque a pesar de las dificultades que enfrentó, se mantuvo de pie toda su vida con gran dignidad. Hasta el final hizo con pasión lo que más le gustaba, que era cantar, y logró el reconocimiento que merecía por su gran calidad expresiva. Cada vez que escucho la voz de Billie, me emociono hasta los huesos, y puedo oler el perfume de las gardenias que solía lucir en sus cabellos.

Si quieren saber más sobre esta gran artista, les recomiendo que visiten estos sitios, que es de donde yo tomé la información:

http://www.billieholiday.com/

http://www.sinembargo.mx/17-07-2012/292686

http://en.wikipedia.org/wiki/Billie_Holiday

NOTA: La traducción del poema de Abel Meeropol es mía, en una interpretación libre que intenta transmitir la crudeza del original.

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