¿Te gustó? ¡Comparte!
Óclesis. Imagen tomada de Oclesianos.
Óclesis. Imagen tomada de Oclesianos.

 Por Gilberto González.

Hace más de ocho años que mi amigo Hugo López Coronel y muchos otros, fundamos un grupo con varias vertientes dentro del quehacer artístico, desde el literario hasta las artes plásticas, entre ellos el maestro Tirsso Castañeda que aportó no sólo con su obra al grupo: buscar el nombre fue todo un proceso de artilugios porque como buenos estudiantes de literatura, nos aferramos a los nombres más barrocos, recuerdo que propuse que se llamara el jinete azul, como el tríptico de Kandinsky en donde según algunos teóricos surge la idea del arte total,- ahora que lo pienso, estaba muy mamuca aquella propuesta, sin embargo, Hugo en una de esas reuniones de café llevó su ladrillo de epistemologías y propuso que el grupo y nuestra publicación se llamara óclesis; sonaba bastante razonable.

Así pues, surgió óclesis, en aquel entonces Hugo influenciado por la poesía de Octavio Paz y yo por la narrativa de Kundera  empezamos a tallerear nuestros cuentos y a pensar acerca del artificio; fueron muy intensos esos días de universidad, la influencia de la semiótica y de las clases del Maestro Fernando Morales acerca de Borges, nos hicieron plantearnos  varios problemas teóricos acerca del arte y de la realidad social. Somos lenguaje, discurso, decíamos (cabe señalar que aunque ya varios autores lo habían planteado hace mucho tiempo atrás para nosotros era totalmente nueva esta visión).

Después de un año la mayoría de los fundadores desertaron, llegaron otros que nos ayudaron a publicar tres números de nuestra revista; en una de ellas tuvimos colaboraciones de lujo como la de los escritores: Eduardo Montaner, Rodrigo Durana, Yussel Dardón, Isis Samaniego entre otros tantos. Después vino otra renovación y llegaron otros compañeros entre ellos Paco Echeverría que por su formación logró aglutinar casi todas nuestras preguntas teóricas y las puso alrededor del fenómeno de la posmodernidad que muy bien se ajustaba a la teoría del discurso como artificio.

La importancia de Oclesis está en la difusión y la gestión cultural que se ha realizado fuera del centro histórico, es y quizás me equivoque pero no conozco otro, el primer bastión cultural del sur, que además cuenta con el respaldo de una Universidad que muy a pesar de su nivel académico ha logrado gestar actividades que promueven el debate teórico, artístico y cultural del Estado.

Por ello mi reconocimiento a todos mis hermanos de causas perdidas. Por cierto sería muy bueno que se planteara una renovación de la teoría porque no se puede seguir planteando lo mismo que hace ocho años. Además plantear la teoría del artificio como eje rector de un grupo permite que todo sea válido, cosa muy grave en estos tiempos, porque se elimina al sujeto y se hace preponderante el discurso; el hambre, la pobreza no es un discurso sino una realidad lacerante, por más que la nombremos lo importante nos es el signo, tampoco el significado  sino el padecimiento. Ahora con esto no quiero decir que no sea importante el discurso más bien hay que buscar una propuesta teórica, no que cambié el mundo sino nuestro entorno desde luego no con la banalidad de los libros de superación.

Con todo esto sólo ratifico mi amistad a prueba de metáforas con todos mis hermanos ocléticos.

¿Te gustó? ¡Comparte!