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Plaza Mariana Pineda, foto Jorge Martos
Plaza Mariana Pineda, foto Jorge Martos

Por Rosa Borrás.

 

¡Oh! Qué día tan triste en Granada,

que a las piedras hacía llorar

al ver que Marianita se muere

en cadalso por no declarar.

 

Marianita, sentada en su cuarto,

no paraba de considerar:

«Si Pedrosa me viera bordando

la bandera de la Libertad».

 

A todos los bordadores de paz.

 

Plazas, calles y escuelas llevan su nombre: Mariana Pineda fue una mujer de carne y hueso, una heroína y ejemplo de la lucha por la libertad. Es también un personaje que sigue existiendo hasta el día de hoy a través de la obra de Federico García Lorca.

Mariana nació  el primer día del mes de septiembre de 1804 en Granada. Su padre fue un capitán marinero nacido en Guatemala, que había viajado por los mares del mundo, peleado con los ingleses y los piratas de la época y que, un día cualquiera, se enamoró de una mujer 30 años menor que él. Dicen que ella era muy bella, pero de menor rango social que él, por lo que después de huir a Sevilla, donde no fueron bien recibidos, se mudaron a Granada. En esa ciudad murió su primogénita, Luisa María, y un poco después nació su segunda hija, Mariana.

La historia de la infancia y adolescencia de esta niña fue complicada y dolorosa, pues su madre los abandonó a ella y a su padre que al poco tiempo falleció. Mariana creció bajo el cuidado de un tío paterno que a su vez transfirió su custodia a otros familiares lejanos, que le ofrecieron cariño y una buena educación.

Mosaico, Ajuntament de Burjassot.
Mosaico, Ajuntament de Burjassot.

 

A los 14 años, Mariana conoció a un militar varios años mayor que ella. Un año después se casaron y esta jovencita tuvo a su primer hijo a los 15 años de edad. Dos años después, el militar murió, dejando a Mariana viuda a tan corta edad. Entre otras cosas, este hombre le heredó su amor por las ideas libertarias y antimonárquicas.

Mariana entonces inició su activismo político, integrándose en 1824  a las reuniones secretas de los Condes de Teba, que albergaban a los liberales y desterrados enemigos del absolutismo de Fernando VII. Mariana conseguía pasaportes falsos,  asistía diariamente a los presos de la cárcel de Granada y era el enlace entre éstos y los exiliados en Gibraltar a los que hacía llegar la correspondencia bajo nombres falsos.

En 1828, y habiéndose librado ya una vez antes de una sentencia por denuncia de infidencia, dadas las actividades mencionadas antes, Mariana Pineda organizó la fuga de Fernando Álvarez de Sotomayor, que era su primo y amante. Había sido sentenciado a muerte por ser un militar liberal y un activo conspirador. Mariana, que iba a visitar a su tío, el cura de la cárcel, todos los días, fue llevando pieza por pieza un hábito de fraile y unas barbas postizas. Disfrazado de esta forma, Fernando pudo salir por la puerta principal sin el menor problema. O al menos eso nos cuentan que sucedió.

Dibujo, Rosa Borrás.
Dibujo, Rosa Borrás.

 

Fernando Álvarez y el grupo de liberales le encargaron a Mariana coser una bandera morada, que sería utilizada el día del levantamiento contra Fernando VII, con la leyenda “Libertad, Igualdad y Ley”  bordada en hilo verde. La historia dice que Mariana entregó la bandera a unas criadas para que la bordaran, pues ella solo sabía coser. Las criadas fueron descubiertas y delataron a su patrona, que fue enjuiciada y condenada a muerte por el Alcalde del Crimen de la Real Chancillería de Granada, Ramón Pedrosa y Andrade. Este juez estaba enamorado de la señora Mariana, que no le correspondía, y se cree que la dura sentencia que recibió fue en venganza por el desaire recibido. Pedrosa ofreció a Pineda, en reiteradas ocasiones, el indulto a cambio de los nombres de sus compañeros conspiradores, a lo cual ella se negó.

Mariana Pineda fue ejecutada a garrote vil el día 26 de mayo de 1831 en el Campo de Triunfo de la Inmaculada, en Granada. “La trasladaron al cadalso en mula por su origen noble. Iba un nutrido grupo de funcionarios de justicia, sacerdotes y militares. Todas las desembocaduras del Albaicín estaban llenas de mujeres, que lloraban ante su entereza. Llegaron refuerzos de tropa presintiendo un amotinamiento. Hubo un complot preparado para salvarla y matar al verdugo, que falló a último momento. La enterraron en el cementerio de Almengor. Esa noche, dos figuras de negro ingresaron al cementerio y clavaron una cruz en la tumba innominada de Mariana.” (I)

Libro, Rosa Borrás.
Libro, Rosa Borrás.

Esta es la historia que cuenta su única biógrafa, Antonina Rodrigo, a partir de su investigación en material de archivo. Sin embargo, hay otra visión sobre la vida y las acciones de Mariana Pineda, aún más romántica e idealista que la vida misma de esta mujer, y es la que el gran escritor Federico García Lorca nos transmite en la obra de teatro que dedicó a la actriz Margarita Xirgu en 1925.

Lorca convierte a Mariana en la bordadora de la bandera, en la heroína que se convierte en símbolo de lucha y libertad y que es adorada por su pueblo. Así, ella borda la libertad, la igualdad y la ley en hilo verde, el color de la esperanza.

Por eso Mariana Pineda es una de mis mujeres favoritas.

Contacto con Rosa Borrás.

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Twitter: @rosaborrosa

Mail: rosaborras@gmail.com

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Bibliografía:

Obras completas de Federico García Lorca, recopilación y notas de Arturo del Hoyo. Prólogo de Jorge Guillén y Epílogo de Vicente Aleixandre. Ediciones Aguilar, Madrid, 1954.

La información para este texto fue obtenida de los siguientes sitios:

http://www.andalucia.cc/viva/mujer/mariana.html#Primera

(I) RODRIGO, ANTONINA,  Mariana de Pineda. Heroína de la Libertad, Barcelona, Plaza y Janés, 1979

http://www.segundarepublica.com/index.php?opcion=2&id=20

Pueden leer la obra de teatro en este enlace:

http://bivir.uacj.mx/LibrosElectronicosLibres/Autores/FedericoGarciaLorca/Garcia%20Lorca,%20Federico%20-%20Mariana%20Pineda.pdf

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