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Portada Campeón Gabacho (foto: Óscar Alarcón para Neotraba)
Portada Campeón Gabacho (foto: Óscar Alarcón para Neotraba)

 

Campeón Gabacho de Aura Xilonen.

Por Óscar Alarcón

 

El 23 de abril Fernando del Paso recibió el Premio Cervantes y mencionó la importancia del lenguaje, y sobre todo del lenguaje de los niños: “poco después, al parecer insatisfecho con el eufemismo familiar que se le asignaba a los glúteos, los llamé ‘las guinguingas’ y pronto ese neologismo fue adoptado por toda la familia”, ¿por qué menciono a Del Paso en la presentación de Campeón Gabacho de Aura Xilonen? Porque resulta que es una novela que de principio a fin reconstruye el lenguaje para construir su propio universo.

Daniel Sada, otro de nuestros escritores más grandes de los últimos diez años, fue lo que hizo. Para él no bastaba con la construcción de una flora y una fauna particulares dentro de sus novelas, sino que buscaba la renovación del lenguaje lo que acercó a sus novelas a la poesía. Y Campeón Gabacho tiene ese ritmo cercano a la poesía:

 

“Y entonces se me ocurre, mientras los camejanes persiguen a la chivata hermosa para bulearla y chiflarle cosas sucias, que yo puedo alcanzar otra vida al putearme a todos esos foquin meridianos. Al fin, nací muerto y no tengo ni pizca de miedo. Lo pude comprobar desde siempre, como hace rato, cuando molí todos los dientes a un cameján que le tiró un perro a la chivata, y ella, sin decirle nada, sólo miraba hacia la calle por donde debía venir el bus, y ella toda incómoda y más cuando el putarraco le tentonichó una nalga con sus dedos infestados de espronceda” (pág. 11)

 

Y es que uno lee pasajes como el anterior y aparece un universo particular. Campeón Gabacho es una de esas novelas, que por su calidad lingüística, aparecen muy de vez en cuando en la literatura mexicana.

 

El 23 de abril también recordamos los 400 años de la muerte de Cervantes, ¿y qué creen?, la novela de Aura Xilonen también incluye un homenaje al caballero que combatió los molinos de viento. Liborio, el protagonista de la historia, es un Quijote con mucha identidad, un caballero que cruza fronteras y que pega como patada de mula pues tiene en los puños dos yunques que rompen cualquier mandíbula.

 

Un boxeador en ciernes, Liborio —cuyo nombre viene del latín y significa El que ama a los niños— mueve un brazo para hacer round de sombra y aparecen unos pirulitos sonrientes, salta la cuerda y unas pirulitas abren la boca.

 

 

Aura Xilonen (foto: Óscar Alarcón para Neotraba)
Aura Xilonen (foto: Óscar Alarcón para Neotraba)

 

 

El texto es un reto a nuestro lenguaje, Aura Xilonen, ganadora del Primer Premio de Novela “Mauricio Achar”, ha hecho piruetas con muchas de las palabras, tocó el alma de las consonantes y de las vocales, se nutrió de éstas y nos trajo una novela que viene a darle la bienvenida a una nueva camada de escritores que están rebasando los veinte años.

 

En fin, que Campeón Gabacho, estoy seguro, vencerá la prueba del tiempo y nos devolverá otro universo a través del lenguaje. Y también estoy seguro de que dentro de 400 años estaremos celebrando el nacimiento de Aura Xilonen.

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