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Portada de La generación del desencanto de Macaria España
Portada de La generación del desencanto de Macaria España

En nuestro país la educación ha sido saqueada, en el sentido literal. Nos han quitado la posibilidad de fomentar una práctica de pensamiento reflexivo, de valores humanistas, y al contrario nos han dado la idea de que la mentada “competitividad” es la clave del éxito.

 

 

Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

8 de febrero de 2018

 

La generación del desencanto es el primer libro de Macaria España, publicado en 2013 en el sello Pictographia. Además de narradora, Macaria es periodista, apasionada de los deportes, lectora profunda de Mario Vargas Llosa, en sus historias encontraremos una voz que nos refleja y critica al mismo tiempo. Se trata de una escritora nacida en Celaya, Guanajuato, que cuenta lo que se vive cotidianamente en su lugar de origen pero que ocurre todos los días en el resto del país, las variantes toponímicas son lo de menos, la constante del desencanto, de la desilusión es generacional y está presente en todo el país.

 

Óscar Alarcón. Hay un juego interesante en tu libro La generación del desencanto, en primera instancia pensé que se trataba de una referencia directa a una generación de escritores, no sé si recuerdes el juego que se dio en algunas publicaciones como La generación atari o La generación sin nombre, pero en cuanto uno profundiza en la lectura en realidad te refieres a algo que le ocurre a una colectividad que puede ser todo el país o un estado de la república, haciendo las veces de socióloga ¿si tuvieras que describir algunas de las características de la generación del desencanto, cuáles serían?

Macaria España. Efectivamente, se trata de un juego de palabras en referencia a esa colectividad que percibiste, de la cual considero formo parte. Pero también quiero dejar la idea de cómo se genera el desencanto a través de historias en las que podemos darnos cuenta del nacimiento, de la generación del desencanto.

Hay varias características que considero fundamentales como la apatía, el egoísmo, la superficialidad, el consumismo, entre muchas otras que van creando esta amalgama de seres que existen pero no viven.

 

ÓA. Hay una serie de parodias en tus cuentos, por ejemplo en “Érase que se fue” leemos la historia de una princesa, muy al estilo de los cuentos clásicos para niños, sin embargo en ese juego de parodias no solamente nos encontramos con una burla sino con una crítica a una sociedad cada vez más superflua, ¿a qué crees que se deba esta superficialidad con la que nos hemos relacionado colectivamente?, ¿ocurre lo mismo entre los escritores?

ME. Es complicado dar una razón que sea la panacea de la superficialidad, son la suma de un montón de situaciones que nos han llevado a eso, por ejemplo, los medios. Los medios de comunicación te venden las “ideas” de lo que está bien y lo que “debe” ser. La gente ni siquiera reflexiona si es verdad o no. Porque no tenemos un pensamiento crítico, porque es algo que nos han ido limitando cada vez más en las escuelas, en nuestra formación como individuos. Y aquí entra tal vez algo que es más fundamental y es la educación.

 

En nuestro país la educación ha sido saqueada, en el sentido literal. Nos han quitado la posibilidad de fomentar una práctica de pensamiento reflexivo, de valores humanistas, y al contrario nos han dado la idea de que la mentada “competitividad” es la clave del éxito.

 

Entonces cuando salimos de las universidades lo que se quiere es tener un buen empleo, un auto nuevo, el celular más avanzado, la pareja más perfecta, ¿para qué? Para demostrarle al otro u otros, que somos mejores que ellos. Nos tragamos una mentira y terminamos viviendo en ella.

Y sobre los escritores creo que también se da y mucho.

 

ÓA. Platícanos un poco sobre la importancia del humor en tu obra.

ME. Cuando no puedes llorar, es mejor reír. Indudablemente. Hay realidades tan abrumadoras que lo mejor para abordarlas es desde el humor. Así podemos digerir más fácilmente ese trago amargo.

Para mí es importante lograrlo, no con todos los temas se puede, pero algunos funcionan con ese toque.

 

Macaria España, imagen tomada de su facebook con autorización
Macaria España, imagen tomada de su facebook con autorización

 

ÓA. Otro de los temas que percibo muy conectado al humor es la muerte, ¿qué te seduce más, la idea del amor o la idea de la muerte en tus personajes?

ME. Siempre he creído que la muerte es el eje del ser humano. La vida misma es muerte. “Madre, al regalarme la vida, me has dado también la muerte”. Partiendo de esta creencia, la idea de la muerte en mis personajes es una recurrencia.

La idea del amor me parece más pasajera, como un bonito adorno en una casa, pero la muerte es la piedra que sostiene la casa.

 

ÓA. En tu cuento “El cine mexicano” hay un señalamiento a lo que pasa con la industria de dicho arte, ¿consideras que algo similar le ocurre a otras artes, digamos a la literatura mexicana?, ¿se ve rebasada por los temas o se encuentra a la altura de la sociedad de donde emergen los cuentos, las novelas?

ME. Sin querer generalizar, creo que sí llega a ocurrir en cierto porcentaje, lo mismo en otras disciplinas artísticas, como la literatura. Nos hemos atascado en el mismo discurso, porque nos da miedo salirnos de lo conocido, o de esa zona de confort.

 

En la medida que logremos tener más lectores que exijan mejores temas, busquen más panoramas, se forzará al escritor a escribir sobre otras realidades, otras cosas. Dejará de ser inclusive él mismo, un cliché en nuestra sociedad.

 

 

ÓA. Sabemos que también eres periodista, ¿has considerado vincular tu trabajo periodístico con tu trabajo literario?

ME. Claro y de cierta manera lo he vinculado. Algunas de mis historias las he tomado de cuando cubría la nota roja para un periódico, para mí es una manera de convertir algo trágico en algo que no deberíamos olvidar como sociedad. Tengo otros proyectos en los que abordó más la simbiosis entre periodismo y literatura.

 

ÓA. Platícanos un poco sobre la colección en donde apareció La generación del desencanto.

ME. La colección se llama Poéticas contemporáneas de la editorial Pictographia. Es una colección de narrativa joven del Centro Occidente del país. ¿Cómo llegué a esa colección? En algún sitio de internet vi la convocatoria para jóvenes narradores que viviéramos en algunos de los estados que conforman el Centro Occidente, yo soy de Guanajuato, así que cubría los requisitos para postular un libro para ser publicado. Lo envié a Pictographia que es una editorial de Zacatecas. Al paso de los meses, cuando dieron los resultados, mi libro había sido seleccionado, junto con otros ocho libros, para ser publicados en el 2013.

Sin esta oportunidad, hubiera sido muy difícil publicar, sobre todo para los que vivimos en provincia es complicado por las políticas editoriales de cada Estado. Pictographia me dio de una forma mi “fe de bautismo” en el mundo literario.

 

ÓA. Para finalizar me gustaría hacerte una pregunta que les hago a las personas que entrevisto y que en este caso tiene mucho que ver con tu libro, porque es un tema que late fuertemente en él, ¿qué es el amor?

ME. El amor tiene muchas definiciones. 1. Un invento del ser humano. 2. La principal arma del capitalismo. 3. Un instante. La última definición forma parte del poemario “Naturaleza mecánica” que me acaban de publicar y que viene muy acorde para responder tu pregunta.

  1. El amor no se trata de chichis

nalgas

sudor

intercambio de fluidos

bacterias

vergas duras

orificios

mecos…

Se trata de

ratas rabiosas

que devoran el corazón y la entraña

de lagartijos pegados en la piel

pequeños infartos por la ausencia.

 

La generación del desencanto de Macaria España. México, Pictographia, 2013.

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