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Alberto Jorge, foto por Alberto Jorge
Alberto Jorge, foto por Alberto Jorge

 

Por Óscar Alarcón

16 de julio de 2011

Alberto Jorge Zárate es antropólogo, estudió en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y a la par se desenvuelve como fotógrafo. Antes de comenzar la entrevista, platicamos un poco sobre la visión que mucha gente tiene de la antropología. Algunas personas me han dicho que es la ciencia más fácil, pues sólo vas a ver cómo se comporta la gente, haces anotaciones y eso es todo, me comenta mientras enciendo la grabadora.

Óscar Alarcón. ¿Cómo te ha permitido la antropología desarrollar tu fotografía? Sabemos per se que la fotografía es un registro antropológico.

Alberto Jorge Zárate. He descubierto que en la fotografía se puede captar más que una imagen, que puedes captar un sentimiento, he tratado de que a través de la fotografía se tengan registros fidedignos. Es complicado porque con la cámara sólo ves un escenario, y a la vez éste se multiplica en miles.

Estoy realizando investigaciones sobre memoria colectiva en comunidades de Tlaxcala, rescatando material fotográfico de principios de siglo. Ha sido complicado porque a las instituciones —y a veces a las mismas familias— se les olvida la importancia de este material. O le dan tanta importancia que no permiten el acercamiento y lo mantienen en cajas de zapatos. Eso hace que la foto se eche a perder.

Para mí, la fotografía no sólo es un registro, es la forma de ver la realidad en este momento. Este trabajo no lo tengo publicado porque a mucha gente le resulta agresivo.

He tratado de estar en diferentes vertientes de la fotografía: periodística, de publicidad, de moda; estuve en SICOM en un programa que se llamó Planeta; e hice denuncia social: violencia infantil, maltrato a la mujer, material que estoy tratando de refinarlo.

 

ÓA. ¿Con el trabajo que acabas de mencionar, estás construyendo los espacios de memoria o sólo te están sirviendo como registro para ver cómo la comunidad está construyendo su lugar de memoria?

AJZ. Sólo guardo un registro de comportamientos y actividades socioculturales, que nos permitan tener una mayor comprensión futura de todo lo que está pasando ahora. Y también tengo otros proyectos, como la construcción de una memoria colectiva sobre las fiestas de navidad en un pueblo de Oaxaca. En este momento sólo se trata de registros.

El trabajo interdisciplinario de fotografía y antropología es el que estoy haciendo en San Pablo del Monte, Tlaxcala, con limitado apoyo del CONACULTA, y es un trabajo arduo. En este trabajo no sólo es el rescate de la memoria, sino encontrar gente que sea creativa: como pintores o artesanos, que lamentablemente ya no están trabajando —a pesar de ser gente muy talentosa— simplemente porque el arte no da.

ÓA. ¿La fotografía puede llegar a ser un lugar en donde la gente se identifique? Así como en un momento fueron las pinturas, ¿la fotografía puede construir identidades o solamente está en la línea del registro?

AJZ. Construir una identidad depende de muchas cosas, y la fotografía forma parte de éstas, sobre todo en este mundo tan digital. En medios como facebook o twitter, las personas te describen todo su mundo, pero hay que recordar que lo que esa persona muestra con sus fotografías es sólo lo que quiere que la gente vea. Muchas veces omitirá partes vergonzosas y por lo tanto podríamos hablar de una identidad limitada porque no nos está mostrando toda la realidad.

No van a colocar una fotografía en la que se note que están engañando a su pareja —aunque mucha gente lo ha hecho— o una foto en la que ponga en riesgo su persona o su honor. Por lo tanto el concepto de “construir la realidad a través de la fotografía” se vuelve limitado. Y más cuando existen medios de la edición de las fotos.

Imágenes que vemos y que pueden no ser reales resulta que pueden servir para la construcción del imaginario. Creo que entender a la fotografía como parte de una identidad es demasiado subjetivo, porque debemos comprender bajo qué contexto se realizó. Como las pinturas o los libros. No puedo decir que es un espejo fidedigno pero nos muestra mucho de la realidad.

Cantante, foto por Alberto Jorge
Cantante, foto por Alberto Jorge

ÓA. ¿Entonces por qué seguir creyendo en la fotografía?

AJZ. La fotografía es importante dependiendo de quien la realice, lo que no quiere decir que una persona que no conozca nada de foto no pueda tomar una y ésta forme parte de un registro o de una realidad.

Por ejemplo, al Huey Atlixcáyotl van cientos de turistas y alguien toma una fotografía, y como tal ya forma parte de un hecho real. La fotografía va a servir de apoyo, “la imagen vale más que mil palabras”, el problema es saber qué palabras y además saber qué tan reales son esas palabras. La fotografía va a carecer de sentido hasta que alguien le dé una correcta interpretación y para darle sentido a la foto vamos a necesitar personas, investigadores, cronistas.

Hoy en día la imagen se encuentra por todas partes —y no quiero decir que antes no estuviera— pero el boom es completo: desde celulares, ipods, ipads, internet. La imagen bombardea por todas partes, entonces hay que separar aquellas en las que voy a basar mi trabajo. Tenemos imágenes publicitarias en las que podemos ver personas volando, fotografías trabajadas  en la que podemos ver a la misma persona repetida varias veces y no es real. Y podemos ver otros materiales que nos van a ayudar a entender el desarrollo de un hecho. En internet encontré una fotografía de un conflicto en el D. F. en donde se veía a una pareja besándose, entonces podemos pensar que el fotógrafo les dijo “aprovechen”, y así se construyó la imagen.

Hablando de besos, la fotografía en la que se ve al marinero besando a una muchacha al término de la segunda guerra mundial, se convirtió en un ícono y se ha demostrado gracias a la investigación, que estas dos personas no se conocían.

En Francia apareció una fotografía en la que se ve la Torre Eiffel y se ve a una pareja besándose en un restaurante, tiempo después se descubre que el fotógrafo lo montó todo, y se creía que había sido similar a la de Nueva York. A pesar de que en ambas se ve un beso, una es espontánea y la otra es construida. Depende quién hace la foto y para qué se va a utilizar la fotografía.

ÓA. ¿Cómo ves el estado de salud de la fotografía en Puebla?

AJZ. Crítico. Estuve trabajando en diferentes líneas. Acabo de hacer un trabajo en el terreno de la publicidad, ahí me pude dar cuenta de que a la gente en Puebla no le interesan las cosas artísticas sino las cosas económicas. Te pueden comprar una fotografía que cueste mucho si antes tuviste ya un cliente de renombre. El cliente es lo que hace al fotógrafo.

Por otra parte, existe otro tipo de gente —que es la mayoría— que busca más cantidad que calidad. La fotografía en Puebla se encuentra en estado crítico porque muy poca gente le apuesta, hay muy pocas galerías. El concepto de fotógrafo está devaluado, se piensa que por tener la cámara ya eres fotógrafo. Y no es así. Se necesita una formación intelectual, emocional, estética para tomar una imagen.

Me he encontrado con mucha gente que le dice “qué precioso”, a la fotografía de su perrito; y a la foto de un profesional, que ha sido trabajada con estilismo, le dicen “no me gusta” y en esa foto se ponen a ver los detalles. Por eso es que las fotos del perrito suben a una categoría que no le corresponde, y a la persona que la tomó le dicen “tú podrías ser fotógrafo”. Es algo alejado de la realidad porque no sólo es darle click, sino que involucra las luces, el escenario, la comunicación, la intención, el sentir. Debes transmitir algo, ya sea diversión, queja, pero no se puede quedar en la imagen.

ÓA. Te referiste a los que ven y a los que compran fotografía, pero ¿y los creadores en Puebla?, ¿cuál es el estado de salud de los fotógrafos?

AJZ. Hay muchos fotógrafos con talento. Cuando me preguntabas sobre mis referentes pensé en un fotógrafo poblano, joven, y que en Puebla no lo conocen: Daniel Aguilar. Se llevó a cabo un concurso de fotografía de boda a nivel mundial y él quedó en segundo lugar. Imparte cursos en Barcelona, Nueva York, es un fotógrafo increíble y poca gente lo conoce.

El fotógrafo en general es muy envidioso, esa es la parte negativa. Muchos fotógrafos no han querido compartir su trabajo y se limitan a lo individual. Se forman colectivos pero a veces se desintegran o son resultado de otros colectivos. No se construye una comunidad real, se crean grupos y colectivos de fotógrafos, y no ayudamos a impulsar o a crear espacios o exposiciones colectivas. Hay muchos intentos, pero no hay autores. Y como la fotografía en Puebla no tiene mucho arraigo, se pierde.

El estado de salud del fotógrafo como creador realmente es crítico. Todos los fotógrafos que yo conozco tienen que salirse de Puebla para hacer algo.

Fragilidad, foto por Alberto Jorge
Fragilidad, foto por Alberto Jorge

ÓA. ¿Y los apoyos del gobierno?

AJZ. Son mínimos. Hay pocos concursos pero —tal vez me equivoque— es más tendencioso.

ÓA. ¿Cuáles son las condiciones propicias que se necesitan para formar a un fotógrafo en Puebla?

AJZ. Primero, la sociedad debe entender que la fotografía no sólo es hacer click, debe comprender que cada hecho involucra una historia. Los grupos y gobiernos deben involucrarse en el concepto de imagen. Hubo instituciones en Puebla que pretendieron desarrollar carreras de fotografía y fracasaron. Son pocos los espacios.

Debemos entender que la fotografía no es la que se toma para graduaciones, que una buena fotografía no cuesta veinte pesos. Me han tocado empresas grandes que te piden hacer una buena fotografía, pero te piden que les cobres como si fuera una foto de graduación. Las mismas empresas deben entenderlo. Creo que sí se puede cambiar pues estamos cerca del D. F. en donde se le da un gran valor a la imagen. Lo que le ocurrió a la fotografía en Puebla se debe a que la ciudad siempre ha sido una ciudad comercial, una zona de paso, de comercio hacia el D. F., entonces te piden “algo bueno pero que sea barato”.

¿Cómo van a surgir fotógrafos? Siendo autodidactas y buscando opciones afuera.

ÓA. ¿Entonces la fotografía debe aprenderse como un oficio? En las universidades se enseña en muchas disciplinas pero no existe la carrera de fotografía.

AJZ. El diseño gráfico es una materia que se está desarrollando mucho en Puebla. Prácticamente todas las universidades lo ofrecen, y la fotografía es parte del tronco común. Por ello se cree que cualquiera puede hacer foto.

Lamentablemente en México para aprender fotografía sí debe considerarse como un oficio. Como carrera hay que desplazarse a Europa en donde existen instituciones dedicadas a formar fotógrafos. Si realmente quieres aprender de fotografía en Puebla, necesitas acercarte a la gente que sabe y que ellos te vayan enseñando; si quieres aprender en las universidades, hay muy pocas escuelas. Una de ellas es Casa de Cultura pero mucho de lo que ahí se enseña comienza a ser limitado.

Hay lugares en donde aún te enseñan a trabajar con rollo, siendo que ya no se trabaja él. Y se piensa que es fácil manejar photoshop y otros programas de edición, pero involucra un arte. La imagen está muy devaluada. En Puebla no se puede hablar de la fotografía como carrera.

ÓA. ¿Te interesa la fotografía como discurso político?

AJZ. No mucho, no me gusta porque todo discurso político se construye. Es muy fácil colocar a varias personas sonriendo en un aspecto utópico, pero después de tomar la foto no queda nada. Regresamos a que la imagen va a tener un fundamento en el sentido de la realidad que tenga. Una fotografía de ese tipo, sólo va a tomar a un político dentro de cierto estatus.

Elena, foto por Alberto Jorge
Elena, foto por Alberto Jorge

ÓA. Hiciste un registro cuando Elena Poniatowska vino a Puebla por la conmemoración del 2 de octubre, ¿te interesa hacer fotografía como denuncia social?

AJZ. Sí, en el sentido de mostrar aquello que la gente no quiere ver. Me encanta el concepto de “realidad”, que está presente en la fotografía y en la antropología. Si tú le preguntas a una persona que tiene trabajo si existe el desempleo, seguramente te va a contestar que no.

El día que vino Elena a develar una placa, había cerca de cien personas. Mucha gente se queja del por qué no se hace nada a nuestro alrededor pero también muy poca gente se pregunta qué cosa estoy haciendo yo.

Cuando se incrementó la tarifa del transporte público se hicieron manifestaciones pero después de tres o cuatro marchas todo se apagó. Para mí la fotografía es mantener ese discurso vigente, entendiendo que la foto va a cobrar importancia cuando la gente la vea. Es importante porque va a mostrar aquello de lo que no quiere darse cuenta. Hay quienes piensan que para ver la pobreza hay que irse a otros estados, mientras que en Puebla te encuentras con la pobreza extrema. La imagen nos ayuda a mostrar aquello que la gente no quiere ver, la foto nos ayudará a mostrar que sí existe el racismo, la segregación cultural, la discriminación, y que son reales en nuestra ciudad.

ÓA. ¿Hacia dónde crees que vaya en este momento la fotografía en Puebla?

AJZ. La fotografía difícilmente va a desaparecer pues siempre existirá alguien que esté haciendo registros, pero la calidad va ir acabándose poco a poco. Los buenos fotógrafos poblanos buscan salir. Te comentaba el caso de Daniel Aguilar, no vive en Puebla.

Hay gente que se encuentra en los medios de comunicación pero que ha perdido cierta sensibilidad. Cuando ocurrió la explosión en San Martín Texmelucan, muchos fotógrafos fueron a tomar las fotos y dijeron “una desgracia más, me tengo que ir a otro trabajo”, muy pocos se sintieron conmovidos después de ver el impacto del desastre. Siempre habrá creadores pero van a tener que buscar algo que hacer por la comida o tendrán que buscar apoyo en otros lugares.

Por parte del gobierno hacen falta apoyos verdaderos, que se abran espacios, que se apoye a más gente, que se creen concursos para buscar nuevos talentos; en los museos hace falta gente y retomo: se cree que cualquiera puede tomar una fotografía.

Se cree que el precio de la cámara repercute en la calidad de la fotografía, cuando en realidad, desde mi punto de vista, primero debe tomarse en cuenta al fotógrafo y después a la cámara. Y también el tratamiento que cada fotógrafo le dé a su imagen.

ÓA. ¿En dónde te sientes más cómodo, haciendo fotografía de moda o haciendo fotografía para registro antropológico?

AJZ. Ambas. Con registro, es estar al tanto de la situación, ver las emociones de la gente, los discursos colectivos. La fotografía de moda me permite jugar y controlar la imagen.

En una marcha, si quieres guardar un verdadero registro, no puedes pedirle a alguien que grite. Si se lo dices, en ese instante tu registro pierde sentido. Hay fotógrafos que sí piden que lo hagan. Por eso es que no podemos creer todas las imágenes.

La fotografía de moda me permite ir equilibrando mis emociones. La fotografía, junto con la antropología, me permite mostrar mis emociones y tratar de construir un diálogo. Me gusta mucho hacer los registros de movimientos sociales pero también la fotografía estética, que es la que más da de comer. Seguimos en lo mismo.

ÓA. ¿De qué te gustan los tacos?

AJZ. Los árabes, sin albur. O al pastor.

Si quieres contactar a Alberto Jorge puedes escribirle a: kadem_623_@hotmail ó  alberto@propixel.com.mx

Si te interesa saber más de su trabajo, puedes visitar el lugar donde habita en: http://www.flickr.com/photos/cemazatl623/ 

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