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Campo. Foto de Alberto Jorge Zárate Ramos.
Campo. Foto de Alberto Jorge Zárate Ramos.

Por Alberto Jorge Zárate Ramos.

La temperatura que hoy día se encuentra ya no corresponde a los climas que se establecen en los calendarios, al hablar de primavera, verano, otoño o invierno podíamos distinguirlos, hoy las cosas han cambiado, los ciclos que eran regulares en algún momento se modificaron, ¿la mano de Dios?, ¿sus designios? a mi parecer la responsabilidad es totalmente nuestra, al no cerrar una llave y dejarla gotear hasta llenar una cubeta, al tirar la envoltura de un dulce o simplemente el no saber compartir a otros lo que a mí me sobra (transporte, comida, sombra, ropa y más.)

La foto de esta ocasión muestra un lado que muchos de nosotros desconocemos, porque no sabemos ensuciarnos las manos con tierra, no sabemos trabajar bajo el sol hasta quemar los pies para que no brote nada de cosecha. El 22 de abril es el llamado día de la Tierra… y muchos de nosotros postearemos, copiaremos y le daremos like a muchas imágenes que nos hagan referencia a cuidar la Tierra. ¡Y mientras en el baño el grifo sigue goteando!

Los campesinos en su mayoría solo saben que llegadas ciertas fechas ellos deben de preparar la tierra para que está esté lista para recibir la semilla, saben que deben de levantarse temprano para aprovechar su tiempo, saben que sembrar las semilla no significa que todas broten, saben que al final no recibirán el pago por todo lo que han invertido… y lo siguen haciendo, siguen sembrando y ensuciándose las manos para poder dar de comer a sus familias.

En nuestra patria se habla también de la pobreza y de las campañas por erradicarla y se gastan millones en promocionar lo que es una obligación, se gastan millones en app para computadoras o ipad, y mientras tanto la gente sigue trabajando bajo el sol incandescente en una temporada que aún no empieza, pero ya debía de ser, el de las lluvias. Se gasta en promociones pero en Puebla se desaparecen departamentos de ecología porque no son redituables como si lo puede ser una rueda de la fortuna. ¿Ensuciémonos las manos? No con violencia, si con aprendizaje del campo, si enorgulleciéndonos de lo que son nuestras raíces y si tenemos tiempo para organizarnos e ir a la feria y gastar miles de pesos en ver a un artista, también podríamos esforzarnos por comprarle al productor y no al intermediario. Nos quejamos de las empresas transgénicas y compramos en súper-mercados porque están más cerca.

La crisis del mexicano y del mundo se encuentra en la perdida de lo esencial, bien dicen los viejos que cuando uno pierde el camino, es momento de dar media vuelta y regresar a lo básico. Dejemos de engañarnos y busquemos apoyarnos, busquemos dejar el conflicto a un lado y darle sentido a las cosas desde su verdadera dimensión. Ensuciémonos las manos con un poco de tierra y comprendamos los grandes sacrificios que hace está gente que a pesar de sus grandes dificultades sigue creyendo en la tierra que les da de comer.      

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