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Portada de Dualidad Atemporal de Consuelo Domínguez
Portada de Dualidad Atemporal de Consuelo Domínguez

 

Por Mariam Rojas (@Mariam_Rojas_)

 

Dualidad atemporal es un libro de cuentos escrito por Consuelo Domínguez Pulido (Papantla, Veracruz, 1991). La autora nos muestra tanto su flexibilidad para moverse de un tema a otro como para viajar entre los tiempos verbales, además de su destreza para el relato corto. El volumen se conforma de 16 cuentos que pasan desde la ciencia ficción por la fantasía hasta llegar al terror.

 

El primer texto que aparece después de la presentación, se titula “Marcas de agua”. En 11 páginas, Consuelo Domínguez nos muestra su habilidad para los cuentos cortos al relatar la historia de Helena: una joven que vive en un escenario futurista, donde lucha por no convertirse en un objeto y salvar la conciencia de aquello que hace ser al humano.

 

 

En este primer cuento, Consuelo nos transporta hacia el futuro y nos amarra a nuestro país: “México estaba hecho cenizas. Enfermedades invisibles para los marcados, un terror biológico para los rebeldes sin marca”, proyectando de manera mucho más fuerte la idea de una sociedad trastocada en el futuro, nuestro futuro.

 

 

También encontramos con relatos que nos provocan terror, como “Un par de insomnio”. Este cuento plantea un terror que empieza como una broma de amigos pero al final te queda una pequeña cosquilla en la columna, como una mirada invisible que no se va. Otro de los cuentos que te dejan una opresión en el pecho debido al tema es “Purificación del miedo”, en donde la autora maneja el lenguaje de forma que el lector pueda sentir la desesperación de un pueblo que sufre a causa de una sequía.

 

 

“La inocencia que creían comprender no era más que la cara mustia de la impaciencia, con reflejos vengativos, además. No había ya una cuna qué mover, sus corazones quedaron huérfanos y a la deriva de cualquier demonio mental”, nos dice la autora en el relato referido.

 

 

Consuelo Domínguez Pulido incluye relatos fantásticos como “El viejo en el tallo”, en este cuento el lector se enfrenta a la historia de un hombre que llega a un pueblo en busca del último familiar que le queda, un tío abuelo, pero se encuentra con situaciones extraordinarias que él no se imaginaría sino hasta el final del relato.

 

 

“Ahí estaba una maceta color ladrillo, con una mancha marrón. Caminó hacia ella, lentamente; algo podía sentir que le paralizaba el corazón. Necesitaba ver que la planta estuviera como la dejó”.

 

 

La tierra donde nació el escritor, los paisajes, las personas, las leyendas y el imaginario colectivo del lugar donde creció están siempre reflejados de una u otra manera sobre el papel en el que escribe. Lo anterior se hace visible principalmente en dos relatos, el primero de ellos, “El señor de las aves”, habla sobre un personaje común en las grandes ciudades que, sin embargo, no nos detenemos a mirar: el indigente. Consuelo Domínguez nos habla sobre su sentir, la conexión íntima entre la naturaleza y él:

 

 

“Aquel hombre bueno, desinteresado en lo mundano, interesado en lo cotidiano, alimenta a las aves. No tiene comida para sí pero tiene para ellas” y lo que representa en nuestra historia.

 

 

Las leyendas, como todo habitante de México sabe, son parte importante de nuestro folklore, tradiciones e historia. El segundo cuento en el que podemos ver las raíces de la autora se titula “¿Cómo murió Feliciano Ramírez?”, en él la autora nos cuenta una de las principales leyendas mexicanas de la manera más peculiar: con un poco de miedo, los personajes clásicos del pueblo común, caballos y cantinas.

 

 

“El individuo se sentó en la barra al tiempo que Pablo le ofrecía un vaso de pulque, recibiendo una negativa. ´Yo sé qué le ocurrió a Feliciano Ramírez.´”

 

 

En sus cuentos, Consuelo Domínguez Pulido, pasea entre todos los temas que se le pueden presentar a un escritor, disfruta tanto de lo fantástico como de la ciencia ficción y deja ver siempre los destellos del México que lleva con ella, a veces ligeros, a veces deslumbrantes. Y deambula, despreocupadamente entre los tiempos, llevando al lector con ella.

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